Esta semana el teniente de alcalde de Movilidad de Cort y presidente de la Societat Municipal d´Aparcaments (SMAP), Joaquín Rodríguez, lo dejaba bien claro: "El que quiera aparcar en el centro lo podrá hacer, pero tendrá que pagarlo". De esta forma, el Ayuntamiento anunciaba que se propone incrementar hasta el 54% las tarifas de los estacionamientos subterráneos del centro histórico en cuatro años. Una jugada con la que se pretende matar dos pájaros de un tiro: solventar el déficit económico de 1,4 millones de euros registrado en 2007; y potenciar los aparcamientos de la periferia de ciudad para que la gente utilice más el transporte público. No obstante, este movimiento no parece que vaya a ser comprendido fácilmente por los usuarios del servicio.

La habitual cola de coches en el aparcamiento de Antoni Maura auguraba el humor en que podrían encontrarse los clientes de este punto de estacionamiento. "No puedo perder el tiempo en aparcar fuera y venir en autobús", sentenciaba Elisa Sáez, quien utiliza a diario los aparcamientos del centro por motivos de trabajo. "Me parece fatal. A mí me hacen una faena". apostillaba ante el aumento que supondrá esta iniciativa. La opinión de Martín Solivellas, natural de Pollença, era bastante contraria, ya que tan solo se desplaza a la capital por motivos de trabajo. "Lo que quiero es aparcar los más cerca posible de donde tengo que ir", aseguraba este usuario, quien supone que continuará pagando más, ya que tan solo viene puntualmente a Palma. "Creo que ya pagamos suficiente, pero qué le vamos a hacer. Es como cuando sube la gasolina, que a nadie le gusta pero paga", opinaba .

"Me parece buena idea", explicaba Tomeu Coll, usuario del aparcamiento de la plaza Major. "Se debe hacer algo para descongestionar el tráfico del centro, he tardado una hora para llegar hasta aquí", explicaba este repartidor de Fornalux que ha venido a Palma a realizar una de tantas entregas. "Que aumenten el precio me es igual, a mí me lo paga la empresa", aclaraba sobre su valoración. Por su parte, Maria Salvà, que con su madre se ha desplazado desde Llucmajor para realizar unas compras, apuntaba a la "falta de coherencia" de esta medida. "Si no hay transporte público para que podamos venir ¿Cómo vamos a dejar de utilizar el coche?". Cada vez que visita la capital utiliza los aparcamientos municipales y confirma que si suben las tarifas tendrán que pagar como todos.

"Pero si no puedo elegir", afirmaba Miriam Muñoz, clienta del aparcamiento de la Vía Roma. "No es justo para el ciudadano, porque no hay una alternativa real de transporte". Esta usuaria encuentra que "la idea está bien", como todo lo que suponga descongestionar el centro de tráfico, aunque tal como está la situación del transporte público en Palma ve difícil abandonar el coche para venir al centro desde Sant Agustí, donde reside. Por su parte, Mª Magdalena Porcell desconocía la intención del consistorio, pero sentenciaba claramente: "Me parece una medida abusiva. La gente quiere aparcar cerca del lugar al que tiene que ir". No obstante, esta clienta comentaba que este incremento de las tarifas no le afectará mucho, porque tan solo se desplaza al centro puntualmente. Hoy tiene cita con el médico de un centro sanitario próximo y lo último que quiere es perder el tiempo. "Lo que deberían hacer es bajar las tarifas", remataba.

En el parking del mercado del Olivar, Amparo Coll valoraba sobre este tema: "me parece muy mal". En su opinión son siempre los trabajadores los que pagan el pato al final. "Me saldrá carísimo", auguraba esta usuaria de los aparcamientos subterráneos que necesita poder desplazarse al centro varias veces durante el día por motivos de representación que conlleva su empleo. "El transporte público, no lo cojo porque no sirve", finalizaba.

"Es razonable y disuasoria, que al final es lo único que funciona entre las personas", afirmaba Francisco Javier Hernández, quien se ha desplazado hasta al centro con su familia. "En muchas capitales europeas ya funciona así", recordando que este tipo de medidas son necesarias para reducir tanto el consumo como la contaminación que producen los combustibles. No obstante, matizaba que le preocupa que sea tan solo una medida para solventar los problemas financieros de la empresa. "Recaudar por recaudar es injusto. La medida debe venir acompañada de otras iniciativas". Aclara que trabaja en el centro y debe desplazarse cuatro veces al día desde el Secar de la Real, donde reside. "Ya me gustaría poder viajar en autobús leyendo el periódico y no pagar el alquiler de un aparcamiento", explicaba. "La última vez que lo intenté acabé cogiendo un taxi".