He aguardado un plazo prudencial, tras la fiscalización de los contratos a dedo de Més a su jefe de campaña por parte de la Intervención de la Comunidad. Sin embargo, no he encontrado ni una disculpa de los jerarcas soberanistas, con sus jeremiadas de que no existía un fraccionamiento de contratos porque ellos dominan el derecho Administrativo mejor que un García de Enterría. Se quejaban también de que al responsable del Institut d'Estudis Baleàrics se le hubiera destituido injustamente, porque no había fracciones ni facciones en su haber. Por desgracia, los interventores del Govern de Més no coinciden con Més.
En el examen del contrato número dos se lee que "se detecta fraccionamiento indebido en relación al contrato número tres, por tratarse de contratos que coinciden en la causa que justifica la necesidad de contratar". Y por simetría, en el contrato número tres también "se detecta fraccionamiento indebido". Las eminencias del PSM deberían seguir denigrando a este diario, pero ahora por equivocarse al llamar únicamente "fraccionamiento" a un "fraccionamiento indebido". Claro que un dómine pesemero sin carrera pero con palacete en Montuïri sabe más que un interventor de la comunidad.
Més fraccionó contratos en una "división ficticia", término demoledor que tampoco aparecía en la prensa y que contiene la corrupción en su propio enunciado. Por si el PSM no lo entiende, se añade en su provecho que "no podrá fraccionarse un contrato con la finalidad de disminuir la cuantía y así eludir los requisitos de publicidad o relativos al procedimiento". Es decir, igualito que el PP, cuando el senador del PSM que volaba en primera llamaba a las redacciones para que inflamaran a la opinión pública. Los técnicos rematan que "por lo que respecta al precio, el análisis se ha limitado a verificar su determinación, en ningún caso su adecuación al mercado, que excede al objeto de control". En burocratés, esto significa que más te vale que nadie examine los precios y contenidos. Si te comportas como el PP, acabarás como el PP.
