Afortunadamente siempre hay una primera vez. El Lobby de Dones denuncia el uso del burka por mujeres musulmanas en Mallorca. Lo hace utilizando un argumento absurdo para una organización que se dice feminista. Para el Lobby, el burka origina inseguridad y, por lo tanto, conviene tomar medidas. Nadie de la derecha dura lo hubiera expresado mejor. No sé si el burka genera inseguridad, probablemente sí, pero lo que sí sé, sin la menor reserva, es que sitúa a la mujer que lo lleva en una posición de humillación y de sumisión con respecto a los demás; en especial, al hombre, que es de lo que se trata y lo que debería haber denunciado hace ya mucho tiempo el Lobby. El burka, como las demás vestimentas islámicas, incluido el pañuelo en la cabeza, no son más que los signos externos de lo que el Islam predica para la mujer: la sumisión, su papel subordinado, a las órdenes del hombre. No es otra cosa, aunque los "buenísimos", que tanto abundan en la Unión Europea (UE), quieran ver en estos ropajes signos de otra cultura o acepten que Erdogán, primero ministro de Turquía, país que aspira a incorporarse a la UE, lo promueva como un elemento más de la reislamización que promueve en la sociedad turca, mientras, junto al presidente Zapatero, auspicia una absurda alianza de civilizaciones; absurda, porque es imposible conciliar el islamismo rampante con la laicidad, que es la decisiva identidad de la UE y, por extensión, la que estructura las sociedades democráticas del planeta.

Las del Lobby han hecho suyos los argumentos que la derecha dura utiliza para enfrentarse a la penetración islámica, lo que, insisto, es, como mínimo, ridículo. ¿Por qué no destacan lo que supone de vejación para la mujer? ¿Por qué no combaten el proselitismo islámico, que cada vez con mayor virulencia se da en las ciudades de Europa en las que hay una presencia destacable de inmigrantes procedentes de países islámicos? ¿Por qué no les dicen a las mujeres musulmanas que sus vestimentas, el pañuelo en la cabeza, el burka y demás ropajes son un permanente escarnio contra su dignidad de seres humanos? El Lobby parece que no se atreve; además, para enmascarar su denuncia, la complementa contra los que usan pasamontañas y otros aditamentos que cubren sus rostros. Pura hipocresía.

Una organización feminista, se supone que tiene que defender los derechos conculcados de la mujer, que no son pocos. Si, por fin, deciden adentrarse en los terrenos de la intolerancia religiosa, que en las sociedades islámicas es notoria, tienen campo muy abonado: para empezar, que no camuflen su denuncia del burka, sino que, de frente, pidan su ilegalización en nuestras ciudades, que no se permita a las niñas acudir con la cabeza cubierta por el velo a los colegios, que exijan la supresión de cualquier signo de sumisión de las mujeres y, si no es aceptado por los inmigrantes musulmanes que se han instalado entre nosotros, pues, simplemente, que se les diga que la alternativa de la que disponen es la de regresar a sus países.

Es demasiado fácil defender la exclusión de los signos cristianos, como el crucifijo, en los colegios, en defensa de la libertad de cultos y el laicismo, como ha hecho el Tribunal de Estrasburgo, aunque algunos interesadamente finjan no comprenderlo, y no pedir lo mismo para los signos de la religión del Islam. El velo y el burka lo son. Con el agravante manifiesto de que, además, atentan contra la dignidad de la mujer. Para el Lobby debería ser lo primero en ser combatido.