Los Juegos de Río son una reválida para Melani Costa. La mallorquina, con la experiencia de haber vivido ya tres Olimpiadas, afronta la cita de Brasil con la misma ilusión de su primera incursión en el gran evento del deporte mundial y con mayor ilusión incluso que entonces. Quizás el hecho de que en Londres 2012 se quedase a las puertas de disputar la final en las tres pruebas en las que compitió le servirán de aliciente a la actual nadadora del UCAM Fuensanta de Murcia. Tiene ganas de revancha y la preparación del último año ha estado encaminada a un único objetivo: llegar en la mejor forma posible.

Los resultados del último Campeonato de España, disputado en Canarias hace escasamente dos semanas en condiciones similares a las que se encontrarán en Río de Janeiro, lo demuestran. Hay motivo para ilusionarse.

La vida de Melani Costa ha sido intensa desde Londres 2012. Su plata en el Mundial de Barcelona 2013, y sobre todo su reacción al verse en el podio, la convirtieron en mediática. Su vida deportiva cambió, entrando de lleno en el circuito de las Copas del Mundo. Y también la personal, trasladando sus entrenamientos desde el CAR de Sant Cugat a al Centro de Alto Rendimiento de Madrid (Residencia Blume). Pese a seguir siendo referente de la natación española, junto a la catalana Mireia Belmonte, una serie de lesiones la alejaron de las mejores marcas mundiales. Regresó en 2015 a Barcelona, pero no mejoraron las cosas y Costa acabó por retornar a Mallorca.

Decidió volver a ponerse en manos de Rafa Huete, el entrenador que la llevó a Pekín en 2008, adelantando el objetivo olímpico. En Londres nadó tres pruebas y rozó la final. En Río competirá en cuatro (200 y 400 libre y los relevos 4x100 y 4x200 libre). Tendrá cuatro oportunidades para cumplir una meta: estar en la final. Y una vez allí, luchar por todo; el sueño de pelear por la medalla.