Jorge Lorenzo cae de la moto, le operan de urgencia en una mano y a las pocas semanas está de nuevo compitiendo. La historia se repite con los futbolistas de primera división y sus lesiones, con toreros tras una grave cornada, con infinidad de deportistas de élite que consiguen recuperarse en tiempo récord. Sí, están hechos de otra pasta, es innegable. Mientras el resto de los mortales necesitaríamos meses para recuperarnos de una lesión grave y la mayoría de veces nos quedarían secuelas, ellos se recuperan rápido. Pero tiene explicación. "Es incomparable la recuperación de un deportista de élite de la de una persona cualquiera. Normalmente tienen un diagnóstico inmediato. Por ejemplo, un futbolista se lesiona en París, y a su vuelta le están esperando para hacerle una resonancia, mientras que a ti, por la sanidad pública, tardarían en darte cita€ En eso, el deportista ya ha ganado muchas semanas. Después, el periodo de recuperación no varía mucho de una persona normal", quien lo afirma es Juan Bautista Fuentes, Juanba, fisioterapeuta con experiencia que llegó a trabajar para el equipo del Real Madrid de baloncesto. "El deportista tiene un tratamiento diario, tiene de todo, todo lo que necesite y no tiene otra cosa que hacer que no sea recuperarse€", añade el fisio. Y en ese "todo" se incluye él y el resto de sus colegas, profesionales que se han formado para tratar patologías que afectan a diferentes tejidos del cuerpo y para prevenir enfermedades, a través de ejercicios, de estiramientos, de aplicar frío o calor€ Los fisioterapeutas son quienes enseñan a andar o a comer a quien tiene dificultades tras una enfermedad, a controlar la incontinencia urinaria, a moverse a niños con problemas motores, a personas que han sufrido un accidente...

En Balears hay unos 850 fisioterapeutas colegiados, y cada año se matriculan 65 alumnos nuevos en la facultad de la UIB. Como salida tendrán la atención asistencial, la docencia, la investigación o la gestión. Pero muchos deciden irse al extranjero a trabajar, sobre todo a Francia. "De hecho, piden fisioterapeutas españoles, porque están bien preparados", apunta Tomás Alías, presidente del Colegio que representa a estos profesionales en las islas. Maite Arbós, una de las profesoras de Fisioterapia de la facultad, lo comprobó este pasado verano, en unos cursos en los que participaban universidades de otros países. "Se asombraban de ver lo que dábamos en clase". Y Juanba aporta más datos para corroborarlo: "Pau Gasol recurre a uno español para que le atienda particularmente. El Chelsea ha fichado, como si fuera un jugador más, a un fisioterapeuta también español, Rafa Nadal, las selecciones de fútbol y balonmano campeonas del mundo... tienen fisios españoles".

Hoy, de ocho y media a once y media de la mañana, hay clase práctica de Cinesiterapia, una de las asignaturas de segundo curso de Fisioterapia y Maite es la profesora de un grupo de trece alumnos. Vestidos con pantalón y camisa blancos, similar al uniforme de un hospital, atienden a las explicaciones y después experimentan con sus propios cuerpos. Encima de una camilla, tumbados sobre una almohada, realizan estiramientos lentos mientras sus compañeros compensan su esfuerzo ejerciendo presión en otro punto del cuerpo. Algunas caras denotan un ligero sufrimiento€ "¿Relajados? No exactamente, más bien doloridos, o un poco de las dos cosas", comenta uno de los alumnos al finalizar.

Un fisioterapeuta, para poder ejercer, debe cursar una carrera de cuatro años, en la que las prácticas van cobrando más protagonismo a medida que avanzan los cursos. Una vez graduado, debe colegiarse. En los cuatro años de estudios aprenderá a conocer el cuerpo humano, a interpretar un diagnóstico médico, o una radiografía€ cosas esenciales en el ejercicio de su profesión. En los últimos cursos, realizará prácticas en hospitales, en clínicas o en centros privados de rehabilitación.

Ha costado, pero el fisioterapeuta ya tiene el reconocimiento de otros profesionales, como los médicos, comenta Maite Arbós. Y de los pacientes. "Tienes que conseguir que confíen en ti. Tienes que ser sincero, decirles que puede que les hagas daño, pero que es un dolor que está controlado". Aun así, la etiqueta de masajistas les persigue todavía...

"La gente que entra en Fisioterapia sabe dónde se mete. Los conocimientos los aprendes, la habilidad es cuestión de práctica también€ Lo más difícil es la actitud, y por lo general, estos alumnos la tienen", comenta Maite Arbós. Esta docente e investigadora asegura que su objetivo es "mejorar la salud de la gente" y que en su profesión "hay una parte de arte y otra de ciencia". Arte, explica, para interrelacionar, para saber cómo el entorno de una persona condiciona su curación.

Prevención

En otros casos, la curación no es el fin, sino prevenir males mayores. Es lo que busca Tomás Alías en su trabajo como fisioterapeuta en la Llar d´Ancians. Por grupos y por días, va trabajando con personas afectadas por alzheimer, o de demencia senil, o simplemente con muchos años a sus espaldas. "Luchamos contra el inmovilismo, practicamos la marcha, para evitar caídas y fracturas". Con una media de edad de 85,5 años, considera que sus pacientes son muy colaboradores y más teniendo en cuenta que la mayoría no hizo actividad física de joven. "En gente mayor, mantenerse ya es un logro", afirma.

La sala de fisioterapia de la Llar no es nada espectacular, es antigua pero amplia y cuenta con aparatos para ejercitarse. En una habitación adjunta, hay unas cuantas máquinas para otro tipo de terapias. En verano, hacen uso de la piscina adaptada. Fuera de la Llar d´Ancians, Tomás también da cursos de ergonomía, enseña a trabajadores sanitarios cómo deben hacer las tareas de su profesión para evitar dolores de espalda, a realizar estiramientos antes de iniciar la jornada laboral, como si de deportistas se tratara, y a través del Colegio de Fisioterapeutas, organiza más cursos y talleres. Tomás no cree en curaciones asombrosas, más bien en prevenir problemas. "Para operarte siempre estás a tiempo. Yo tengo una hernia discal y hago vida normal".

Juanba también tiene dos hernias en la espalda y también lleva una vida normal, haciendo un poco de ejercicio. Su consulta, en Alaró, es sencilla, no hay extraños aparatos. El prefiere la fisioterapia manual y para ello le basta con una camilla. Cuando le llega un paciente nuevo, lo primero que hace es escuchar. "Hay muchísimas pistas de las causas de su dolor. Luego hacemos unos tests, que te pueden acercar a un diagnóstico de fisioterapia. Intentamos saber qué tejidos están involucrados. Una vez que lo localizas, aplicas las técnicas para cada tejido". Juanba reconoce que muchos de los pacientes que llegan lo hacen con la idea de que les van a dar un masaje, sobre todo las personas mayores. Y sí, el masaje puede ser parte de la terapia, pero lo que le interesa a este fisio es que sus pacientes se muevan: "Una cosa que ocurre en España es que somos antiejercicio. Nos gusta tumbarnos en la camilla y que nos toquen€ Y normalmente lo que hay que hacer es todo lo contrario. En el día a día, lo que necesitas es movimiento".

Juanba también cree que "las curaciones milagrosas no existen, es una falacia", y pone como ejemplo a Rafa Nadal, que puede tener a su alcance al mejor fisioterapeuta del mundo y "lleva meses de recuperación". "El lo ha reconocido, antes jugaba con dolor. No está curado, pero puede hacer su actividad". Todo depende del dolor que seamos capaces de soportar, añade Juanba, y en eso, los deportistas, tienen mayor capacidad de sufrimiento.

La recuperación más asombrosa que ha visto Juanba es de su etapa como fisioterapeuta de deportistas de élite: "Era una deportista, no diré el nombre porque compite aún. Se quejaba de la rodilla y le pinchamos con una aguja, sin nada más€ Se le quitó el problema y por la tarde ya estaba entrenando. El efecto placebo es algo a tener muy en cuenta".

Primero en Madrid y ahora en Alaró, pero los problemas de los pacientes son prácticamente los mismos: de espalda, cervicales, lumbares, y el hombro. Y lo más sorprendente, chicos de 15 años con problemas derivados del estrés. De todo ello, Juanba extrae una reflexión: "El esqueleto humano no ha evolucionado para estar sentado", que es como pasamos la mayor parte del día. "Somos sedentarios, tenemos vicios como fumar o beber, la alimentación es cada vez peor, los trabajos son rutinarios, con gestos repetitivos. Nos esforzamos para tener dolores", ironiza este fisioterapeuta.