El calvario de esta madre belga de origen marroquí, Samira, comenzó hace un año y media. Su hija Nora se escapó de Bruselas para viajar a Siria. Acababa de cumplir 18 años. "Se sentía inútil. Soñaba con ayudar a la gente", dice. El dolor es desgarrador. También el aislamiento social. Las familias se convierten en apestadas. Samira ha escrito un libro, "La felicidad se fue contigo". Intenta evitar que otros jóvenes tomen el mismo camino.