"Nos sentimos a gusto en Palma y no nos hemos sentidos atacados". Así responden los turistas que han sido entrevistados por este periódico con la intención de de averiguar cómo perciben las actuaciones más recientes de Arran, que a juicio de numerosos políticos suponen un maltrato al sector.

Estas protestas contra el modelo turístico actual protestas contra el modelo turístico actual han tenido repercusión no sólo en los medios nacionales, sino también en los internacionales, que se han hecho eco de actuaciones como la de Barcelona, donde un bus turístico acabó pintado y con una rueda pinchada, o la de Palma, donde los jóvenes de Arran lanzaron confeti en la terraza de un bar de la zona del puerto y desplegaron una pancarta con un mensaje contra el modelo turístico.

El debate sobre estos hechos ha protagonizado el panorama mediático, pero entre tanta controversia política y ciudadana, aún falta un colectivo por opinar: los propios turistas.

La mayoría de los visitantes consultados sostienen que no se han visto afectados por ninguna manifestación, protesta o muestra de "rechazo". Si bien algunos estaban informados de los sucesos ocurridos durante las últimas semanas en la isla, otros no conocían el asunto.

Más que sentirse atacados, según algunos de los turistas entrevistados por este periódico, se confiesan "empáticos" con los mallorquines por la masificación de la isla, y sienten que es un problema para los habitantes. La única objeción a las quejas de los residentes viene de dos turistas suecos que no entienden estas protestas porque "el turismo genera trabajo".

En cambio, la mayoría de respuestas siguen otra línea. Maikol, un joven alemán, explica que él y sus amigos se sienten bien en Mallorca y que no han notado "ningún tipo de rechazo" por parte de la población. Coincide con él Serena, también germana, quien asegura no saber "nada de ninguna protesta" y se siente a gusto paseando por las calles de Palma. Por contra, Jörg, otro alemán, reconoce que está al corriente de las polémicas locales gracias a la televisión de su país y añade que las "entiende". No obstante, afirma no haber visto pintadas en las paredes ni haber presenciado ninguna protesta.

Asimismo, Michael e Ingrid, una pareja alemana, comprenden "totalmente" las quejas de los mallorquines, lamentando "la cantidad de tráfico que hay en las carreteras", ya que ellos también han sufrido atascos y han tenido que pasear por una Palma saturada. Una crítica a la que se suman los británicos Adrianne y su familia.

Por su parte Paul, original de Inglaterra, ha visto en su país algunas noticias a través de diferentes medios, pero no tiene la sensación de no ser "bienvenido". También un grupo de chicas de Suiza comparten la experiencia de Paul y saben que hay cierta "crispación" por parte de los residentes por el exceso de turistas.