El director general del IB-Salut, Miquel Tomàs, deja bien claro que el problema de los colapsos de las urgencias que se reeditan cada invierno en los hospitales públicos no tiene fácil solución, como lo demuestra el hecho de que cada año se reproduzcan.

"El domingo día 11 de enero se me avisa de que la presión asistencial está subiendo y el lunes doy la orden a todas las gerencias para que abran todas las camas y contraten al personal necesario para atenderlas. El miércoles ya puedo anunciar que está todo abierto y que se han contratado a 50 trabajadores. Paralelamente, tenemos los refuerzos del Sant Joan de Déu y de la Cruz Roja para derivar a pacientes sociosanitarios y, dentro del convenio con la Miramar, he ordenado que, sin restricciones económicas, cuando necesitemos más camas nos la faciliten si tienen esa disponibilidad. El problema es que incluso la privada está saturada", se desahoga Tomàs.

En cualquier caso, el director general del Servei de Salut recalca que "desprogramar una operación para la que un paciente ya tiene fecha será mi última opción". Desde el IB-Salut dicen que la estadística revela que tan solo el 17% de los pacientes que acuden a las urgencias hospitalarias acaban ingresados para demostrar que, en ocasiones, se hace un mal uso de este servicio.

Repasando algunas de las sugerencias hechas por las personas sondeadas para este reportaje, el responsable del Servei de Salut descarta reabrir los centros de salud cerrados por las tardes y tan solo se aviene a reforzar los servicios de urgencias de Atención Primaria (A partir de ayer, sábado, el SUAP de s'Escorxador se reforzó con un médico más durante seis horas, de nueve de la mañana a tres de la tarde). Y lo argumenta: "Una gestión eficiente pasa por destinar todos los recursos a la atención de los pacientes. El por si acaso en Sanidad, por norma general, te lleva al infinito. No se puede actuar así, el gasto sería inasumible", sostiene respondiendo al mismo tiempo a los que solicitan una apertura anticipada de camas.

Sí se muestra receptivo Tomàs a intentar acelerar las altas hospitalarias así como la limpieza de las habitaciones y a incrementar el número de camas de las habitaciones ante una situación desesperada. Como es consciente que buena parte del problema lo están originando pacientes ancianos pluripatológicos y descompensados, recalca que Mallorca precisa de unas 400 camas sociosanitarias de las que hoy disponen con el Joan March, el General, Cruz Roja, Sant Joan de Déu y la Policlínica. Sobre cómo estaríamos hoy si se hubieran cerrado los dos primeros, Miquel Tomàs matiza que "al llegar yo aquí, se decidió no cerrar".