Su falta de bagaje político no le ha impedido escalar a gran velocidad en el PP de José Ramón Bauzá. Ni siquiera ha necesitado dar codazos: le adorna la característica más valiosa para el líder popular, a saber, una lealtad demostrada. Margalida Duran (Palma, 1967) se dispone a ocupar el cartel electoral de los populares palmesanos, que cuentan con unos meses para convertirse en expertos del photoshop con el fin de tapar las extrañas sombras con forma de José María Rodríguez y Bauzá que proyecta su estilizada figura se ponga el foco donde se ponga.

Probablemente no le preocupe en exceso las comparaciones que se le harán, a partir de ya, con Mateo Isern, ni siquiera cuando éste deje claro en lo que queda de la legislatura que el alcalde es él. Duran ha aprendido en sólo tres años que lo importante es obedecer y estar donde le mandan los que mandan en el partido. Por ahora, claro está. Ha vinculado tanto su ascenso político a Bauzá que formará parte de los que en las elecciones autonómicas se jugarán el todo o la nada para sobrevivir en su propio partido.

Miembro de la Junta Local del PP de Llucmajor desde 2003, inició su carrera política de la mano del ahora president del Govern en 2011, cuando la colocó en la lista electoral para las autonómicas como una de las caras nuevas con las que deseaba trasladar una imagen de renovación, a la vez que arrinconaba a la vieja guardia del partido, tan díscola cuando menos te lo esperas. Hasta entonces, Duran había trabajado en la empresa privada.

Desde el principio, demostró a Bauzá que no se había equivocado al valorar su lealtad, no tanto por una idea de obediencia al líder (que también) como porque realmente está de acuerdo en prácticamente todo con él. El presidente popular aupó a la inexperta diputada en 2012 a la portavocía adjunta del partido. No duraría muchos meses en el cargo, desde el que trasladaba una cara amable y dialogante del PP que contrastaba con la imagen autoritaria de su jefe y protector. En diciembre de 2012 el caso Over Marketing acababa con la carrera política del carismático Pere Rotger, presidente del Parlament, que dimitió al ser imputado. Bauzá digitó a Duran para sustituirle, a pesar del amago de rebelión del PP de Eivissa por no haber optado por Pere Palau, un histórico del partido y vicepresidente primero de la Cámara balear.

El 18 de diciembre de 2012 Duran era elegida presidenta del Parlament con los únicos votos del PP. En sus primeras declaraciones prometió "facilitar el buen entendimiento de todos" y trabajar "desde el consenso, el diálogo y la honorabilidad". Sus maneras educadas y amables, sin estridencias, invitaban a pensar que así sería. La oposición, sin embargo, se mostró convencida de que actuaría a las órdenes de Bauzá colaborando desde su puesto con la estrategia del rodillo del PP. El tiempo les daría la razón. En los plenos, Duran corta las intervenciones de los diputados del PSIB y Més y las llamadas de atención son constantes, en comparación con el trato al PP. Incluso daba la impresión al principio de que la portavoz popular, Mabel Cabrer, le enviaba mensajes desde su escaño por teléfono para indicarle como debía actuar. Su actitud ha provocado varias quejas de la oposición, que al parecer han servido para apuntalar su carrera en el PP de Bauzá.

Ahora tiene al partido a su servicio, por orden de Rodríguez y Bauzá, para darse a conocer como candidata. Menos fácil será que los votantes palmesanos del PP no la comparen con Isern. Para ellos cuenta con sus bazas de encanto personal: la sencillez en el trato y su cercanía.