Sobre una puntuación de diez, los baleares califican con un 8,26 los equipamientos y medios de los que disponen los hospitales públicos y con un 7,68 los cuidados recibidos por el personal de enfermería, profesionales ligeramente mejor puntuados que el personal médico, cuyas atenciones son recompensadas con 7,59 puntos.

Peores resultados cosechan en esta atención hospitalaria el número de personas que comparten habitación (5,7) o el tiempo de espera antes de un ingreso no urgente (5,35). Las comidas, los aseos o las comodidades generales de las habitaciones tampoco salen muy bien paradas en la sanidad pública aunque cosechan unos dignos 6,46 puntos sobre diez. Por eso no es de extrañar que el 73,4% de los encuestados optaría por la sanidad pública por la tecnología de que dispone, el 67,5% por la capacitación de sus médicos, el 65,3% por la de sus enfermeras. Sin embargo, más de la mitad de los consultados, el 51,8%, optaría por un servicio sanitario privado si tuviera en cuenta el confort de las instalaciones.

Respecto a la asistencia recibida por los médicos de cabecera y los pediatras, la ciudadanía de Balears da la mejor puntuación (8,36 sobre 10) a la cercanía de los centros de salud a sus domicilios. También superan con creces el notable el trato recibido por el personal sanitario (7,85) y la atención prestada tanto por el personal médico como por el de enfermería en las visitas a domicilio. Dos de las cuestiones menos valoradas son el tiempo que han de aguardar los pacientes antes de entrar en la consulta, que es puntuada con un 5,95, y la facilidad para conseguir cita con el médico (6,91). También reciben mala nota la tardanza de las pruebas diagnósticas (5,37) y el tiempo que se tarda en conseguir cita (6,33).