Pese a que una primera zona de cría del mosquito tigre detectada entre los municipios de Palma, Marratxí y Bunyola ya ha sido destruida, los expertos del departamento de Biología de la UIB no descartan la presencia de más insectos de esta especie invasora en el archipiélago. Y además, en el peor momento, justo cuando se prevé que comiencen las lluvias de otoño que pueden hacer aumentar considerablemente la población de este molesto visitante.

En el trascurso de una reunión celebrada ayer con miembros de las direcciones generales de Salud Pública y de Medio Ambiente y del departamento de Zoología de la UIB, se acordó emplazar a la población a que evite tener en las proximidades de sus viviendas zonas de agua estancada para que este mosquito no pueda criar a sus anchas. "Se trata de una molesta especie invasora que tenemos que erradicar. No entraña peligro porque no puede trasmitir enfermedades como en otros lugares del globo", tranquilizó el director general de Salud Publica, Federico Sbert.

Miguel Ángel Miranda, profesor de Zoología de la UIB, reveló que el pasado viernes, cuando notificaron la presencia de una zona de cría estable en Bunyola, también pudieron constatar que en esa misma área había varios ejemplares adultos volando.

Para el profesor de Zoología, el principal problema es que este mosquito ha llegado en uno de los peores momentos de la temporada, cuando comienza la temporada de lluvias. "Se adapta muy bien a los ambientes urbanos porque es capaz de criar en pequeños acumulos de agua como un plato de una maceta, un juguete de un niño abandonado en un patio, etcétera. Se podría decir que nosotros mismos estamos criando la especie", alertó Miranda.

Coincidió este experto en que es difícil que este mosquito se convierta en trasmisor de enfermedades como el dengue, más que nada porque estos virus no están a su alcance en el archipiélago, y que su presencia no comportará más que bajar un escalón en el nivel de vida actual gracias a las molestas picaduras de este insecto. "Ha llegado en la peor época", reiteró Miranda, que añadió que "ahora nos toca correr para evitar los reservorios donde pueda criar y hacer muestreos para descartar poblaciones bien establecidas". Y es que solo en el caso de que esté bien asentada en el territorio, esta especie podría llegar a poder trasmitir enfermedades.