Sebastià Rubí. Profesor asociado de Derecho Constitucional de la UIB. Recuerda que la soberanía nacional fue la principal aportación de la Carta Magna de Cádiz, pero que también se incorporaron otros derechos fundamentales. Explica cómo han evolucionado algunos principios introducidos entonces, como la separación de poderes.

— ¿Qué ha perdurado hasta nuestros días de la Constitución de 1812?

— En esencia perviven una serie de principios que en aquel momento se consideraron esenciales y que a día de hoy todavía lo son, como la soberanía nacional. En aquel momento había una monarquía absoluta representada en Fernando VII. Y en Francia acababa de suceder la Revolución Francesa pero también venían de una monarquí absoluta. La victoria de la soberanía nacional es un hito fundamental. Lógicamente en 200 años este concepto ha evolucionado, pero aún perdura, con el nombre de soberanía popular, herencia de la soberanía nacional. Esta fue la gran aportación, pero también hay otra serie de derechos que hoy día siguen siendo considerados muy importantes, como el derecho a votar.

— Pero aún estábamos lejos de ´un hombre, un voto´. Y mucho más lejos de ´una mujer, un voto´.

— No era un sufragio universal, pero dar el derecho a votar fue un paso esencial para llegar a lo que tenemos hoy. Otro derecho que se reconocía entonces y que hoy parece una obviedad es la inviobilidad del domicilio.

— También se introdujo la separación de poderes.

— Sí. Hoy la separación no es exactamente como en aquel momento. Montesquieu ideó esta sistema para evitar la acumulación de poder en un sola persona del absolutismo. El que hacía las leyes no podía ser el mismo que el que las iba a ejecutar y tampoco podía ser el mismo que iba a determinar si estaban bien ejecutadas. Hoy la separación no es tan extrema como se plasmó entonces

— ¿Los poderes están más mezclados hoy día? ¿Se ha pervertido este concepto?

— Yo diría que ha evolucionado. La separación de poderes extrema da problemas. Matizándola sin tocar su esencia, la separación de poderes puede fucionar mejor. El sistema de divisón más parecido al de Montesquieu sería el de EEUU. Su presidente es el jefe del ejecutivo, pero no es miembro del congreso ni del senado. Propone hacer leyes, pero el parlamento puede no aprobárselas. Es lo que le pasó a Clinton cuando intentó aprobar la reforma sanitaria. Esto frena el impulso de gobierno. Nuestro sistema de colaboración de poderes, no de división, facilita el funcionamiento de las instituciones.

— ¿Y qué pasa con el tercer poder? ¿No hay injerencias políticas en el ámbito judicial?

— Es el que se mantiene con menos trastornos. Desde el punto de vista de jurisdicción, no creo. Puede haber influencias a la hora de determinar el gobierno del propio poder judicial. Porque toda institución necesita alguien que la gobierne. Y en este caso es el Consejo General del Poder Judicial, que sí es un organo político, pero es normal, vivimos en democracia y es que si no ¿quién juzga a los jueces? ¿son intocables por ser jueces? No a la hora de dictar sentencia, pero sí a la hora de organizarse hace falta un control democrático. Los ciudadanos así podemos controlar el poder legislativo mediante las elecciones y el judicial también porque el poder judicial sale del propio parlamento.

— El texto de 1812 reconocía muchos derechos fundamentales, como la libertad de expresión o de imprenta. ¿Supuso esto una revolución en la vida diaria de los ciudadanos de a pie?

— Sí y no. Fue un primer hito, es muy importante, pero piensa que esta Constitución sólo estuvo en vigor cinco años, y ni siquiera fueron seguidos. El Congreso se reunía tres meses al año, la información iba muy lenta y el Estado estaba ocupado por el ejército francés. Así que, más allá de las grandes ciudades, no creo que la Constitución tuviera un efecto real muy inmediato.

— La Pepa fue fundamental para la modernización de España.

— Fue esencial. La Constitución de 1812 podría haber aguantado muchos años. Ahora ya no porque era esencialmente monárquica, con un monarca constitucional que tiene ciertos poderes, un monarca del XIX de los ya no hay en Europa. También fijaba un sistema muy centralista, incompatible con el estado de las autonomías actual. Pero algunos elementos, desde el punto de vista democrático, podrían haberse mantenido perfectamente hasta hoy.

— ¿Para hacer la Constitución actual, la de 1812 fue un referente en alguna medida?

— El sistema democrático ha evolucionado muchísimo desde entonces. En 1812 se partió del principio de que la norma superior del ordenamiento jurídico era ley, y se consideró un paso esencial, un hito. Pero hoy la ley no es la norma superior, es la propia Constitución. Antes, como la Constitución era una ley más, los monarcas o los políticos podían ir cambiandola para que dijera lo que les convenía.

— Nos pensábamos que cambiar la Constitución actual era difícil hasta que hace unos meses la cambiaron para fijar el techo de deuda.

— Sí, porque hubo un acuerdo de los dos partidos mayoritarios. Parecía que era imposible, pero nos han demostrado que puede hacerse. Imagina si fuese una simple ley, que te descuidas y ya te la han reformado. Por eso se fue incluyendo el carácter superior de la Constitución, pero no bastó, porque surgió un Hitler. Y hubo que idear un Tribunal Constitucional que velase para que las leyes no vulnerasen la Constitución. Se han ido introduciendo mecanismos según se han puesto en evidencia las necesidades y defectos.

— Hay cosas que no se entienden. ¿Por qué se reconoce el derecho a la vivienda y se desahucian a familias?

— El derecho a una vivienda digna y adecuada es modernísimo. Pero es un principio general, no un derecho, y no es alegable directamente. El derecho a la vivienda se nota en algunas cosas. Por ejemplo, en la ley de arrendamientos urbanos, cuando recoge el derecho del inquilino a alargar el contrato cinco años.

— ¿Cambiarán la Constitución por el tema sucesorio?

— No creo,es un problema al que tendrán que enfrentarse como mucho dentro de 60 años. Primero el rey tendría que abdicar, luego pasaría a reinar el príncipe, y cuando el príncipe tuviera que ´jubilarse´ sería cuando tuvieran que plantearse este problema.