Una de las reglas de oro del buen inversor es que el dinero no se quede quieto. Y si el movimiento es riqueza, el duque de Palma se enriqueció mucho. Las operaciones de la red societaria que articuló en torno a la fundación sin ánimo de lucro Instituto Nóos permitieron a Iñaki Urdangarin y a su socio Diego Torres, desviar más de cinco millones a movimientos muy productivos. Prueba del éxito gestor es el patrimonio inmobiliario acumulado en apenas 18 meses por los duques, que entre mediados de 2003 y finales de 2004 reunieron euros suficientes como para lanzarse a la compra de cinco pisos en Palma y un palacete en Barcelona. En total, 9,1 millones de euros en ladrillos, fincas e hipotecas.

La inversión más fuerte fue en Barcelona, en Pedralbes, zona noble de la ciudad, donde el yerno del Rey y su mujer adquirieron a mediados de 2004 un finca de 2.155 metros dotada de un palacete de 1.063 metros. Como Matas y en las mismas fechas. Costó ocho millones, el doble de lo que los españoles pagaron en 1999 a través de los presupuestos del Estado por la mansión de los Príncipes de Asturias (4,2 millones). Aunque en esos 8 millones entraba ya el coste de la reforma, 800.000 euros de obra que la Policía cree que se pagó en parte con el dinero público captado por la inmobiliaria de Urdangarin y la infanta: Aizoon.

Esa misma agencia explica otras dos posesiones de Cristina de Borbón y su marido: dos pisos en el número 8 de la calle Pedrera, a 50 metros del paseo Marítimo palmesano, justo a la sombra de Bellver. Se los compró personalmente Iñaki Urdangarin a la inmobiliaria madrileña El Encinar del Norte en octubre de 2004, según consta en el contrato de la operación, firmado por el duque. Se trata de un segundo y un cuarto piso, ambos iguales, aunque con precios distintos: el superior salió por 212.860 euros y el de la segunda planta se quedó en 206.428 euros. Es decir, 419.000 euros de inversión por dos viviendas de 68 metros dotadas de vestíbulo, cocina, salón, dos dormitorios, baño, terraza, un trastero de 47 metros y garaje.

Urdangarin firmó en calle Unió

La operación quedó rubricada en una conocida notaría de la calle Unió a finales de 2004. De allí salió Urdangarin con la escritura de dos pisos a nombre de Aizoon. La agencia había nacido unos meses antes y durante sus dos primeros años de vida tuvo una sola fuente de ingresos: la Fundación Nóos y las empresas satélite creadas por Urdangarin y Torres para darle salida a los fondos captados a instituciones como el Govern balear y la Comunidad Valenciana. El sistema era simple: el dinero entraba en la fundación sin ánimo de lucro y se distribuía a través de una maraña en la que estaban sociedades como Nóos Consultoría SL, Intuit, Virtual y Shiriaimasu. A toda esa red de empresas con una única fuente de ingresos, la inmobiliaria de los duques llegó a facturarle en dos años 802.172 euros, más del 90% de todo lo que ganó Aizoon en ese lucrativo arranque de negocio.

El mismo entramado de empresas está detrás de la otra gran adquisición del duque de Palma en la ciudad que le da título. Fue en diciembre del 2003 y puso en manos de Urdangarin tres pisos en un edificio nuevo de Marquès de la Fontsanta, dos de ellos ubicados en la cuarta planta. Costaron 618.460 euros, aunque en este caso no pasaron a formar parte también del patrimonio de la infanta: se pusieron a nombre de Nóos SL, la empresa de Urdangarin y su socio, desde la que se redireccionaba la mayor parte del dinero que entraba en el oficialmente no lucrativo Instituto Nóos.

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