Cerca de 275 kilómetros en línea recta separan Mallorca del puerto de Dellys, una localidad de pescadores argelina desde donde parten las embarcaciones cargadas de inmigrantes con rumbo a la isla. La última motora en arrumbar a Balears, de 4,80 metros de eslora, fue interceptada en la madrugada de ayer por una patrullera de la Guardia Civil.

A bordo viajaban siete varones mayores de edad, en buen estado de salud, y con la esperanza de abandonar su país, pobre, inseguro y en el que se expande la desesperación. En las últimas 72 horas, cuatro personas han intentado quitarse la vida a lo bonzo en Argelia, según informan los medios locales, que atribuyen los intentos a motivos socio-económicos. En Khemisti, en la provincia costera de Tipaza, a unos 70 kilómetros al oeste de la capital, un padre de familia de 42 años roció con carburante su cuerpo y el de dos hijos de cuatro y dos años para prenderles fuego a continuación. La intervención policial y la rápida evacuación de los tres al hospital evitó su muerte, aunque sufren graves quemaduras.

Los siete hombres de 25 años de media de edad, localizados por la Guardia Civil a siete millas al sur de Cabrera, han tenido más suerte, aunque pueden estar de vuelta a su país en el plazo de una semana si los trámites burocráticos se resuelven con ligereza, apuntó ayer el delegado del Gobierno, Ramon Socías. De cumplirse las previsiones, hoy serán puestos a disposición judicial y mañana partirán hacia el Centro de Internamiento de Inmigrantes de Barcelona, donde permanecerán hasta su devolución.

De esta manera concluirá la aventura de estos inmigrantes que han navegado unas veinte horas en una barca equipada con un motor de 35 caballos y otro auxiliar de 30. Cuando la patrullera Río Cervantes procedió a su abordaje a las dos y media de la mañana, la patera conservaba cuatro garrafas de gasóleo –80 litros en total–, agua y restos de comida. Los jóvenes aprovecharon el buen estado del mar y la fase lunar más favorable –cuarto creciente– para echarse a la mar y recorrer los 275 kilómetros a siete nudos de velocidad.

El radar del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) ubicado en Cabrera detectó su presencia a las 00.30 horas y la Guardia Civil salió a su encuentro dos horas más tarde. La motora fue remolcada hasta el puerto de Palma, donde atracó a las 7.00 horas.

Socias recordó que se trata de la tercera patera que llega a las islas este año, tras la avistada por pescadores el pasado 18 de junio también en aguas del sur de Cabrera, y que llevó a la detención de sus once ocupantes, y la localizada por un radar el 18 de enero, que arribó a las costas de Ses Salines con otras ocho personas.

El delegado del Gobierno sostiene que la situación de Balears en relación al trasiego de inmigrantes en patera "es buena", en comparación con Canarias, Andalucía y otros países europeos, dada la baja frecuencia –tres embarcaciones en ocho meses–, y porque además suelen transportar a pocos tripulantes, 26 en total en lo que va de año, y en buen estado de salud por ser una travesía corta y en condiciones marítimas favorables.

En los tres casos de este año, las barquichuelas procedían del puerto argelino de Dellys, en lo que constituye "casi una línea regular", declaró el delegado del Gobierno, ya que la mayoría ha partido del mismo enclave. Socias confirmó que ninguno de los siete detenidos se ha identificado como el patrón de la embarcación, algo que suelen evitar por sus posibles implicaciones penales.