Una divisa artificialmente barata, mano de obra cinco veces peor pagada que la española y una distribución controlada por chinos están detrás del milagro chino. Esta es la ruta que los productos recorren entre el lejano oriente y el cercano comercio chino.

Las grandes fábricas de mano de obra barata de la costa china lanzan la exportación

La costa china es hoy la franja industrial más efervescente de la Tierra. Los negocios chinos conviven con los de inversores occidentales, sociedades de capital mixto a las que entregan sus diseños a cambio de producción a costes ridículos (el sueldo medio no llega a 300 euros). Los entornos de Shangai, Hong Kong y la isla de Taiwán son la fábrica del mundo, gracias a una salida al mar que abarata más los costes: la mercancía llega en portacontenedores tan grandes que hacen que un envío de Shangai a Barcelona cueste menos que uno de Barcelona a Palma.

El triángulo Madrid- Barcelona- Valencia canaliza el grueso de la importación china

Las mercancías llegan por autopista marítima hasta la costa catalana y levantina. Desde allí la distribución, controlada por empresarios chinos desde que la producción sale de las fábricas (salvo la de marcas occidentales con sus propios canales), se desvía hacia Madrid. Parte se queda en Barcelona y Levante (la industria del calzado tiene como referencia las naves de Elche). También Mallorca recibe importaciones directas: se han multiplicado por cuatro en los últimos cinco años, en los que se pasó de 9.783 intercambios (2005) a 32.000 (2010). Aunque el grueso pasa por Madrid.

Cobo Calleja: 400 gigantescas naves en Fuenlabrada que controlan el mercado mayorista

Hace 18 años llegó a Fuenlabrada (Madrid) el primer mayorista chino. Le siguieron 400, que son los que hoy mueven el mercado asiático, un enorme pastel de 20.000 millones anuales que en los próximos años se multiplicará (España y China trabajan para convertir los puertos españoles en la entrada china en Europa). Los mayoristas de Madrid y los de Mallorca cortan el bacalao entre ellos y la mercancía que sale de sus acuerdos se une en Palma con las importaciones directas por mar desde China. El comercio chino controla así una área creciente del puerto de Palma.

De los grandes mayoristas a los negocios familiares chinos

Los grandes mayoristas distribuyen su mercancía en Mallorca a través de la red de negocios familiares que ahora empiezan a multiplicarse en Pere Garau, Inca y Manacor. Para ello se apoyan unas a otras, facilitándose financiación, una gran ventaja competitiva: usan la liquidez que los bancos niegan para invertir en locales que la crisis ha abaratado. Estas empresas involucran a un núcleo familiar, que trabaja en dos líneas: venta al detalle (comprador de a pie) y al por mayor (para comerciantes).

Ambulantes ilegales y comercios locales son el final de la cadena

Las tiendas mayoristas chinas se han convertido en las principales proveedoras del pequeño comercio mallorquín. Lo confirman en las patronales del sector, en las que explican que es la única forma de competir: recurriendo a los precios baratos de los propios chinos. El riesgo es que la competencia degenere en pérdida generalizada de calidad. Eso es lo que preocupa a Bernat Coll, de Pimeco, que insiste en que la clave para el comercio mallorquín es mantener el estándar de calidad, tanto en el servicio como en el producto. Aunque lo tienen cada vez más difícil: son los propios mayoristas chinos los que abastecen a la red de ambulantes que comercian sin licencia. El navajazo al comercio de siempre es así completo: le queda lo que no absorben las tiendas chinas y los ambulantes a los que alimentan.

Los mayores fabricantes y los dueños de la deuda de España

El círculo mágico de la economía china se cierra en el frente financiero: la República Popular acordó esta semana comprar deuda española por valor de casi 6.000 millones, cifra con la que ya acumulan el 20% de los bonos del Tesoro Público (ya tienen 43.000 millones en total). Aunque la compra de deuda es un regalo envenenado, como denuncia Estados Unidos, que planea impedirla: China inyecta con la compra de bonos liquidez a la economía española, que puede seguir comprando. ¿Y quién produce más y más barato que nadie? China, que en la operación mantiene sus ventas aquí al tiempo que se convierte en el gran acreedor de España.