"Es un poco triste y angustioso ir a trabajar cada día en un hospital prácticamente desmantelado, con esos largos pasillos vacíos y desangelados. Menos mal que la vecindad que tenemos con los compañeros de Radioterapia atenúa en parte esa sensación de soledad", se lamenta uno de los trabajadores del departamento de Medicina Nuclear que, por un retraso en el permiso de actividad solicitado para una novísima maquinaria ya instalada en Son Espases, tendrá que esperar hasta el mes de mayo o junio para estrenar el servicio en el nuevo hospital de referencia de esta comunidad.

"Saldremos ganando por diez cuando nos traslademos al nuevo hospital. Allí prácticamente tendremos un despacho para cada uno mientras que aquí nos apiñamos en una única dependencia. Algunas de las máquinas con las que contamos ahora datan del año 95 mientras que en Son Espases tendremos un aparataje de primera generación", explica.

Una crítica que no puede soslayar es el asunto de la tramitación de las licencias que impiden que el traslado al nuevo hospital sea más cercano en el tiempo. "La nueva maquinaria ya está instalada en Son Espases y tan sólo faltaba calibrar los isótopos. Pero el problema es que el nuevo hospital carece todavía del permiso necesario para instalar isótopos radiactivos. Estaba previsto que fuéramos este mes de enero a aprender a manejar la nueva maquinaria en los hospitales de Valld´Hebron y Bellvitge (Barcelona) con el objetivo de inaugurar el nuevo servicio de Medicina Nuclear en febrero, pero la falta de licencia retrasará el proceso hasta los meses de mayo o junio", se lamenta.

Derivaciones

El hecho de que los tratamientos de medicina nuclear se estén dando todavía en Son Dureta, hospital desmantelado sin habitaciones ni servicio para hospitalización, provoca que aquellos pacientes que necesiten recibir terapia mientras estén ingresados hayan de ser derivados a centros privados como la Policlínica Miramar. "Pero son pocos casos. A lo sumo uno o dos por semana", explica el trabajador.

En el departamento de Medicina Nuclear trabajan 17 personas, entre ellos cinco médicos, cuatro residentes, químicos, enfermeros, personal de secretaria y algún celador. Son sólo parte de los cerca de 160 trabajadores que aún permanecen en Son Dureta de otros servicios como Anatomía Patológica, Farmacia, Análisis Clínicos, Radiología y Radioterapia Oncológica, además de la plantilla del almacén general y la central de compras que se ubicarán allí.

"Echamos de menos a nuestros compañeros y, pese a que el sistema Millennium nos permite consultar las historias clínicas, estamos padeciendo problemas de comunicación con Son Espases. No conocemos los teléfonos directos de los diferentes departamentos. Si llamas a centralita, puedes tardar más de un cuarto de hora para que te pongan con la secretaría del servicio al que te quieres dirigir. Tampoco puedes recurrir a los móviles porque la cobertura de Son Espases no es todo lo buena que sería de desear. Así que usamos el correo electrónico para comunicarnos con nuestros compañeros", deploró el todavía residente en Son Dureta que, pese a ello, sufre algunas de las complicaciones que está padeciendo Son Espases.

Pese a estar solos, estos 160 trabajadores no pueden aparcar en el parking de Son Dureta, que permanece cerrado, quizá en espera de ser usado por los trabajadores de Son Espases que opten por los buses lanzaderas gratuitos que pondrá a su disposición el Servei de Salut. Afortunadamente, ahora no hay problemas para aparcar en las cercanías del viejo hospital.