La suavidad de su carne le convierten en un mito gastronómico de las islas. Si uno acude a las pescaderías a buscarlo lo encontrará a precios astronómicos. Y es que dar con el raor es cuestión de paciencia y de que el pez por excelencia en las aguas baleares se deje engañar por el cebo, la gamba fresca. Ayer se levantó la veda y muchos aficionados zarparon mar a dentro en busca de una de las especies más preciadas de sabor de nuestras aguas. El viento no acompañó la primera jornada de pesca, que no fue muy fructífera. El mar de fondo perjudicó ayer el debut de los pescadores. "No muerden el anzuelo", repetían varios aficionados a la pesca que ayer se hicieron a la mar con el deseo de conseguir una gran captura. No tuvieron tanta suerte. Y es que el único secreto para capturar estos vistosos peces es la paciencia, una paciencia que se termina agotando cuando llevas varias horas navegando tras ellos. "Cuando quieren morder el anzuelo, muerden. Si no, hay que esperar", resume el marinero Joaquín Hoys.

A las nueve de la mañana, el marinero de abordo encendió los motores del Bahía de Alcúdia, un llaüt de doce metros de eslora propiedad de Narcís Vilaire, presidente ejecutivo del puerto deportivo Alcudiamar, para emprender el rumbo que les llevaría a encontrar el fondo arenoso donde habitan los raors. A la jornada de pesca se sumaron el consejero del puerto, Jaume Domenech, el grumete Sergio Hoys, Toni Busquets y Gero Bauçà. Tras dos intentos, la primera captura fue un raor y una araña. Luego cada aficionado iba logrando su botín, eso sí, tuvieron que recorrer varios puntos de la bahía de Alcúdia en busca de los fondos arenosos adecuados. Entre doncellas, arañas, sorells y lenguaditos, aparecían enganchados en el anzuelo los raors. Cuando su color rosáceo con rayas azuladas iluminaban la superficie del agua, una sonrisa se dibujaba en los rostros de los aficionados a la pesca a bordo del llaüt de Vilaire.

La pesca del raor es la más loca del mundo, coinciden los expertos. Narcís puntualiza que "es cuestión de suerte". Ayer la fortuna no estuvo de su parte. Muchas vueltas por la bahía en busca del preciado pez, pero pocos ejemplares picaban. Joaquín Hoys resume la jornada como "mala", tan solo consiguieron pescar 20 raors, la captura se completó con otras piezas como arañas, doncellas... El rodado marinero apunta que "aunque ahora se levante la veda, no vale para nada. Noviembre es cuando se cogen con más cantidad y más grandes". Asimismo, puntualiza que "aún es pronto, hay que esperar a mediados de septiembre para que la pesca sea abundante". Cap de Ses Salines es una buena zona para encontrar raors pero ayer el mal tiempo no acompañó. Benet es otro de los aficionados a la pesca que no se quiso perder la primera jornada de raors. Eligieron las aguas del sur de la isla. La pesca fue mejor que en Alcúdia: 50 piezas, pero se trata de una cifra baja porque en esta zona abundan estos ejemplares. Según su intuición, en esta pesquera hay menos raors que en años anteriores.

La pesca del raor, que vive en grupos aislados, se procede a través de una caña o una liña con anzuelo fino. El cebo para atraer y engañar al pez típico de nuestras aguas es la gamba fresca. Luego empieza el ejercicio de paciencia. El pescador debe sujetar la caña con pulso firme hasta notar un movimiento brusco. El pez ha mordido el anzuelo. Que la pesca sea fructífera depende de la destreza del deportista ocasional para anular los saltos, el movimiento serpenteante y los mordiscos de la presa.

Los raors mostraron ayer su resistencia a los aficionados que zarparon a la mar en busca de este preciado pez. Hecho que incrementará la exquisitez de su carne cuando los comensales la degusten.