Con puntualidad de nómina de empresa modélica, los días 1 y 15 de este mes, han aparecido flotando en aguas de Andratx dos enormes tiburones durmientes de más de cuatro metros de longitud y más de quinientos kilos de peso. Pero todo tiene su explicación.

"Se trata de una especie de escualo de poco valor culinario y, por tanto, comercial, que han sido desechados y arrojados por la borda por alguno de los arrastreros que ahora están en plena campaña de gamba roja en las pesqueras de Sóller", aclara Gabriel Morey, biólogo empleado en la dirección general de Pesca y especializado en tiburones.

"Ahora, con el verano, coinciden en la explotación de la gamba roja las flotas arrastreras de Palma, Andratx y Sóller. Este tiburón es una especie demersal (que vive en los fondos marinos) que tiene su hábitat entre los quinientos y los ochocientos metros de profundidad. La gamba roja se pesca entre los seiscientos y los ochocientos metros, por lo que no es raro que en las redes de los arrastreros dedicados a ella queden enganchados algunos de estos escualos", explicó el biólogo.

Morey no supo explicar el motivo por el que ahora a los ejemplares de esta especie se les conozca como tiburones durmientes. "En Mallorca siempre se les ha llamado boca dolça y en castellano se les conoce con el nombre de cañabota, explicó el biólogo dependiente de la dirección general de Pesca.

"Es un tipo de escualo que puede llegar a medir hasta cuatro metros y medio de longitud y su peso puede superar las cinco toneladas. Está presente en todos los mares del mundo, desde los polares hasta los tropicales. Y puede vivir entre los cien metros hasta los dos mil metros de profundidad, por eso se tiene poco conocimiento de la especie, por las dificultades que entraña estudiarla a estas profundidades", admite Gabriel Morey.

"No es una especie agresiva, al menos no hay constancia de ningún ataque en Balears. Los ejemplares jóvenes se pueden acercar más a la costa que los adultos, pero no son agresivos", tranquiliza el biólogo.

"Se alimenta de invertebrados como calamares, crustáceos como gambas y cangrejos demersales y algunas rayas y tiburones de menores dimensiones. En alguna ocasión se han encontrado cuerpos de algún cetáceo o algún delfín con marcas de mordidas de esta especie, que también suele ser carroñera", revela.

"Esta claro que la aparición de estos dos escualos en tan corto espacio de tiempo es debida a la actividad de los arrastreros en esta época estival, aunque no es inhabitual que se produzca alguna captura accidental con las artes de palangre y trasmallo", señala Morey.

Sobre la posibilidad de que estos hechos pudieran ser motivo de sanción, el biólogo lo descartó ya que el tiburón durmiente o boca dolça "no es ninguna especie en peligro de extinción", concluyó Gabriel Morey.