Mientras gigantes como Sol Meliá se suman tras una Semana Santa "buena" a la religión del "optimismo moderado", en los sindicatos no acaban de verlo claro. El nubarrón tóxico de Islandia se traga cualquier optimismo: "Hemos empezado tarde con las contrataciones de fijos discontinuos, así que espero que los empresarios lo tengan en cuenta a la hora de cerrar la temporada", explica Antonio Copete, de la federación hostelera del sindicato UGT, preocupado por la crisis que acorta los veranos. "Cada vez somos más estacionales", recalca, antes de advertir al Govern de lo que se le viene encima: "Las empresas se aprovechan de la situación para apretar demasiado. Donde había tres trabajadores ahora hay dos, y el mismo trabajo. Las plantillas merman y los datos del paro, que no mejoran, tienen que ver con eso, con plantillas más justas que hacen que el bálsamo que supone el inicio de la temporada tenga menos efectos. El paro se va a resentir con una temporada tan corta y con las plantillas tan justas". Y ante el temor a que la explotación empresarial vuelva a niveles del siglo pasado, Copete pide al empresariado "sentido". "Algunos están aprovechando los apuros de la gente para presionar de forma bestial al trabajador, y eso no es de recibo".