Salió a la palestra hace año y medio, para mojarse por Rosa Estarás e intentar acallar los rugidos de los barones. De poco sirvió, pues su preferida también ha terminado por abandonar el barco. Para evitar que se hundiera, y como ha hecho siempre, el patriarca del PP balear ha cocinado también la designación de su tercer presidente en dos años, José Ramón Bauzá. Aunque esta vez ha costado más convencerle para que hablara, al final, Gabriel Cañellas rompe su silencio y no prohíbe preguntas. A un veterano como él le sobra la espontaneidad, pero por miedo a dejarse algo en el tintero, cuando llega el periodista ya tiene preparado folio y medio, a lápiz, a sabiendas de que será interrogado sobre Jaume Matas, pactos con UM, corrupción...

–¿El PP tiene que intentar ahora poner una moción de censura con UM?

–¿Empezamos fuerte, eh? [ríe]. Si un partido como UM, que después de las últimas elecciones opta por un proyecto de cuatro años, ve en este momento, a mitad de camino, que se ha equivocado, tiene que asumir su error. El PP quedó en la oposición en todas las instituciones principales; creo que le corresponde con humildad ejercer esa labor. Ahora bien, hay que saber estar en el juego político, porque no caben compartimentos estancos, y dadas las circunstancias, deberá decidir lo que más convenga. En mi opinión, no caben acuerdos parciales –pactar solo en el Consell–, ni mucho menos los personales.

–De todos modos, llegado el caso ¿a quién habría que hacer presidente del Govern: un año a Francesc Fiol y otro a Antoni Pastor? ¿o a quién hacer alcalde de Palma, con el follón que hay en el partido?

–Hoy por hoy no creo que se dé este planteamiento. Hay que evitar hacer castillos al aire, que no conducen a nada. Es una de las situaciones que hay, pero no hay que hacerse ilusiones de cosas que yo pienso que no se producirán.

–¿Qué ha leído últimamente? ¿le gusta la lectura?

–Me acabo de leer los tres tomos de Millennium, que me han ayudado a pasar el verano, y sí que leo, toda cuanta novela policíaca y de thriller que cae en mis manos. No me dejo ninguna sin leer.

–¿Se esperaba que los suyos le pondrían tanto la zancadilla a Rosa Estarás hasta forzarla a abandonar la presidencia del PP?

–Yo no lo esperaba. Supe que dimitía el mismo viernes, cuando ella me telefoneó a la una para decírmelo. Sabía que el camino que emprendía no era fácil, pero confiaba que Rosa, que es inteligente, trabajadora, capaz y una buena luchadora tanto para estar en el gobierno como para liderar la oposición, saldría adelante de la situación en la que se encontraba, que era muy difícil, repito. Pienso que en el partido habló ´muuuuchas´ horas para convencer a la gente; tal vez no escuchó lo suficiente, y por desgracia se negó a ejercer en algún momento las claves de la autoridad que se había ganado, y que además eran respaldadas por el partido a nivel nacional [calla un instante]. Al final tantos lobos pudieron con la oveja, por más que ésta se defendió.

–¿Era su candidata al Govern para 2011, o siempre pensó que solo debía jugar un papel de transición?

–Eso era un ´depende´. El presidente del partido siempre acaba siendo el candidato de la Autonomía. Rosa cogió el papel de transición, pero se hubiera podido convertir –si las cosas hubieran ido de otra manera– en un liderazgo definitivo. Nadie se lo habría discutido.

–¿Se siente de algún modo frustrado a nivel personal al ver que ninguno de los presidentes del PP después de usted ha aguantado?

–¿Frustrado? ¿yo frustrado? En absoluto. Me siento… ¿cómo lo diría? triste, porque un proyecto que yo, y muchos otros, hicimos grande no ha tenido el trato de continuidad que se merecía, y solo deseamos que vuelva a cobrar el valor y la fuerza que tuvo en un momento dado. Para lo cual hacen falta menos tecnócratas sin perder el sentido de la realidad, y más gente con mucho sentimiento.

–¿Cómo José Ramón Bauzá?

–Espero que sí.

–En UM ocurre un poco lo mismo, que sin Maria Antònia Munar no saben ir solos.

–[Risas] Mem, yo es que pienso que dentro de los partidos políticos las sucesiones o sucesores, PP, UM… todo el mundo ha querido correr ´muuuuucho´, y muy deprisa, pero ganarse la estimación de la gente requiere un proceso de entrega diario, persona a persona, que no se puede hacer en dos días. Ser líder no es llegar y besar el santo, es un proceso costoso y difícil, y más en un pueblo pequeño como el nuestro.

–¿Qué papel ha jugado usted en la designación de Bauzá como nuevo presidente del PP?

–En este caso en concreto, he estado siempre en las calderas. Me considero un militante del PP, que alguien ha definido casi septuagenario, que ha vivido muchas situaciones difíciles, que ha acumulado experiencias enriquecedoras, y que trata de ponerlas al servicio de las futuras generaciones de jóvenes. El uso que hagan es una decisión que solo les corresponde a ellos, y lo mismo la responsabilidad de asumirlas. Nuestro trabajo está siempre en las calderas, nunca en la cubierta.

–¿Realmente Bauzá es el mejor para ser el próximo candidato del PP?

–Yo creo que hoy no toca hablar de eso, tenemos demasiado trabajo con hablar del presidente del partido. José Ramón tiene una serie de ventajas: es joven, pero tampoco demasiado. Tiene una formación superior, que yo entiendo que es indispensable. Tiene independencia económica para no verse dominado por el cargo político para sobrevivir. Tiene una experiencia política municipal, no demasiado extensa, pero gratificante. Y además, tiene ilusión. Si sabe formar un gran equipo y dirigirlo, será un gran líder. Me atrevería a decir que debería aprender de la experiencia de Rosa [Estarás], y aprender a dominar la situación sin que le tiemble el pulso. Si lo hace así, la gente se lo agradecerá. En demasiadas ocasiones hay personas que con largas ambiciones o cierta cortedad de miras confunden lo que les conviene a ellos con los intereses generales del partido. Esta gente no interesa a ningún precio.

–Pero rompe el molde del perfil que parece que debería ser su propia continuación natural, señor Cañellas. Hablo de Pere Rotger, Jaume Font, Antoni Pastor… ¿no?

–[Abre los ojos como platos] José Ramón como persona tiene un encanto a la hora de tratar con las personas, y una manera de pensar, que la gente verá que entra dentro de la línea de lo que fue el PP en mis tiempos.

–¿Debe modificar la ley de Normalización lingüística, que usted apadrinó?

–Yo creo que él ha dicho que lo haría.

–Me está evadiendo la pregunta.

–[Ríe] Él se ha comprometido a hacerlo. No me ponga en un aprieto.

–Bauzá ha hecho lo que usted reclamó por carta a Estarás, pero ella no hizo: jubilar a todo el Govern Matas de la primera línea si no quería "estar muerta". Sin embargo, usted mismo le ha convencido para que pusiera a Miquel Ramis –que también es pasado– como secretario general. ¿No es eso una contradicción?

–Pienso que no. Es verdad que he pedido siempre que toda la estructura anterior diera un paso atrás (José Ramón lo ha definido mejor que yo, al decir que daban "un paso al lado"), pero a un presidente en sus circunstancias le hace falta una persona con carácter fuerte, firme y consistente, que nunca se ha de dejar coger en un renuncio, y sepa en todo momento ser el dique de contención que defienda a la presidencia, le allane el camino y le evite intervenir en problemas de índole doméstico, inevitables en cualquier partido y con soluciones a veces traumáticas. La fidelidad de la persona al proyecto ha de estar fuera de toda duda, y pienso que en este caso Miguel Ramis será un buen secretario general.

–¿Tiene que haber un congreso extraordinario en el PP?

–Pienso que es inevitable y conveniente, pero en el momento que sea favorable para el partido y que no cree dificultades.

–Jaume Font lo exige, y tiene intención de presentarse. ¿Tiene posibilidades de ganar a Bauzá?

–Si lo hace debe ser porque piensa que sí. Yo estoy plenamente convencido de que de aquí al congreso se han de producir las situaciones necesarias para que esta confrontación no se produzca.

–Carlos Delgado ¿tiene que callarse ya, o abandonar el PP?

–Hombre, pone usted dos extremos que… Hay otras posibilidades. Creo que una de las misiones que tiene la nueva directiva del PP es mirar de conseguir la integración de todas las tendencias, porque sino no hay fuerza suficiente para conseguir una mayoría absoluta.

–Si no votara al PP, ¿a quién habría votado en 2007 en el Govern?

–Es que no me lo he planteado nunca.

–Se lo decía para saber qué político balear que no sea de su partido le despierta un mínimo de interés.

–Por principios, todos aquellos que se han dedicado a la política me despiertan un respeto. Si hablamos de relación personal, siempre la he mantenido con Jeroni Albertí, Félix Pons o el alcalde de es Mercadal.

–En la guerra José María Rodríguez versus Francesc Fiol por la presidencia del PP de Palma ¿apuesta que ganará Rodríguez, como hacen casi todos?

–Si yo continuara siendo el presidente del PP, ya no habría dejado que ésta empezara. Mire, yo pienso que Palma necesitaba un programa previo de movilización y activación de las bases, para que éstas recuperen protagonismo por encima de unas estructuras ancladas en el pasado inmediato. Solamente cuando se hubiera acabado este proceso, se podría plantear una renovación de la directiva. Ahora nos encontramos con dos candidatos enfrentados a cara de perro, que fraccionan aún más las maltrechas bases del partido. Hace un año propuse la conveniencia de crear una gestora que llevara a término este trabajo. Sigo pensando que hace falta.

–¿Vería bien que Pastor fuera el candidato al Consell?

–En este momento, lo único que no tiene que hacer el PP es plantear la vida actual en función de los cargos futuros. Tiene mucho trabajo por hacer antes que sentarse a decidir esto. De ninguna de las maneras creo que debe abrirse este debate antes de enero de 2011, tan solo es normal que se produzca una designación de candidato al congreso que se haga en 2010.

–Visto lo visto, ¿el rosario de escándalos de la era Matas hace que lo del Túnel de Sóller dé risa?

–No es a mí a quien corresponde decirlo. Esto la gente ya lo ha contestado durante catorce años y medio por la calle [calla un instante y se pone serio]. ¡Y a mí no me da ninguna risa lo del túnel de Sóller!

–Ya me entiende lo que quiero decirle.

–Y yo le digo que a mí no me hace ninguna gracia lo del túnel de Sóller… no.

–¿Pero pasó algo extraordinario para que se diera tanta corrupción en el anterior Govern, o simplemente es que ahora hay dos fiscales que investigan?

–No lo sé. No lo sé. Todo el mundo dice que en las segundas legislaturas la gente pierde el equilibrio mental; es lo que ha pasado a todos los presidentes del Gobierno nacional, González o Aznar, y que yo pienso que a mí no me ocurrió, que estuve casi cuatro mandatos. Lo que me preocupa es que se está centrando el juicio de ese Govern solo en la corrupción. Es verdad que Matas se equivocó en la elección de ciertas personas –y todavía no sabemos cuántas–, que han demostrado que no eran en absoluto de fiar. No le juzgaré a él, ni a estas personas, ya lo harán otros, pero sí que se ha de dejar bien claro que el PP, con el catecismo preconciliar, que es el que yo estudié, se tiene que confesar de sus pecados de la pasada legislatura: los ciertos como ciertos, y los dudosos como dudosos. Tiene que pedir perdón, arrepentirse de verdad y con un propósito de enmienda a toda prueba, preparar equipos nuevos que devuelvan la confianza a la gente. Asumido lo cual, hay que reconocer sin tapujos que en esos cuatro años del PP se hicieron las autopistas de Peguera, Inca-sa Pobla, Llucmajor, se prolongó el tren, se hizo un metro, se inició Son Espases, se hizo el hospital de Inca, residencias y un largo etcétera. De los gobiernos que ha presidido el socialista [Francesc] Antich, del primero solo se acuerdan de la ecotasa, y del actual, nadie es capaz de destacar ningún proyecto nuevo que no sea la cría de cangrejos en Andratx [el Govern participa en la repoblación del crustáceo Maja Squinado en aguas baleares]. Por cierto, el cangrejo es el único animal que camina marcha atrás.

–¿El PP está siendo perseguido judicialmente?

–Mmmmmm… No tengo capacidad para juzgarlo.

–Al ver a Rodrigo de Santos sentado en el banquillo, él que tanto se jactó de haberle expulsado un día de su despacho ¿sintió usted un poco el dulzor de la venganza?

–Eso que usted dice es muy feo… Cuando éramos niños nos enseñaron a perdonar.