El magistrado Joan Catany, que desde hace más de una década preside la sala Segunda de la Audiencia de Palma, ha solicitado el traslado ante la enorme carga de trabajo que padece en estos momentos este órgano judicial. El magistrado ha pedido la plaza que queda vacante en el juzgado de instrucción número 1 de Palma, que con anterioridad la ocupó el juez Pedro Barceló antes de su traslado al nuevo registro civil.

Es la primera vez, al menos en los últimos 20 años, que un magistrado que ha presidido una sala penal de la Audiencia, que se considera una de las plazas con más prestigio en el escalafón judicial, solicite el traslado a un juzgado de instrucción. Sin embargo, la grave situación que padece en estos momentos la Audiencia de Palma ha motivado que Catany haya dado este paso adelante al solicitar este cambio de destino que, con toda seguridad, será aprobado por el Consejo General del Poder Judicial ya que será el candidato con más experiencia.

Nacido en Llucmajor, Joan Catany es uno de los magistrados con más prestigio de Mallorca. Algo brusco en las formas, está considerado como uno de los jueces de Mallorca con mejor formación en derecho penal. Sus sentencias destacan por su calidad gramatical y por su sólida fundamentación. De ahí que pocas veces el Supremo haya anulado una de sus resoluciones. Ha presidido la sala que ha juzgado los casos de más trascendencia de los últimos años, como puede ser el primer juicio del caso Andratx o el proceso contra el líder de ASI, Joaquín Rabasco, por el que se condenó también al alcalde de Llucmajor.

Hace ya tiempo que los jueces de la Audiencia denuncian que la carga de trabajo que asumen en estos momentos es inasumible. No se quejan tanto del número de casos que se tramitan, sino de la complejidad de cada caso, ya que cada vez son más complejos, sobre todo los de corrupción. Los magistrados denuncian que no se pueden dedicar a cada tema el tiempo y el estudio que se merece.