La reivindicación de un velódromo cubierto en Mallorca casi es tan antigua como el ciclismo en pista. La pancarta que reclamaba un techado colgó durante años de una de las tribunas del viejo óvalo de Son Moix. Los éxitos del laureado Joan Llaneras y el mito de Guillem Timoner justificaban de sobra la demanda de los aficionados. Las autoridades políticas, ni caso. Así hasta que el Govern del PP y la Federación Balear solicitaron la sede del mundial de 2007 y la Unión Ciclista Internacional accedió a la petición. De no disponer de un tejado a contar con un mausoleo de la bicicleta. Un reflejo de Matas y su gestión. ¿Para qué un complejo de esas dimensiones?

El Palma Arena se ha destapado como un equipamiento incapaz de albergar el deporte para el que se concibió, debido a la deficiente pista de madera. Tampoco resulta operativo para otras disciplinas como el baloncesto o el voleibol. Entonces, ¿para qué ese mastodonte? El Palma Arena repite el esquema de otros proyectos suntuosos de la era Matas. De repente y a lo grande. Ahí está el metro cuyo trazado carece de coartada técnica y que los expertos del Ayuntamiento de Palma habían desaconsejado meses antes de su presentación por sorpresa. O el Palacio de la Ópera que se quedó en maqueta millonaria reflejo de los delirios presidenciales.

· Descartado y aceptado.– Como ocurrió con el metro, el Ayuntamiento desechó la posibilidad de construirlo debido a su elevado importe. El concejal de Deportes, Rafael Durán, descartó la edificación del velódromo debido "a los precios desorbitados que nos piden por los solares". Durán calculaba entonces que la nueva instalación costaría 18 millones de euros, una cantidad "excesiva". Luego el Palma Arena superó los cien kilos.

Los responsables del Ayuntamiento se inclinaban por reformar y cubrir el óvalo de Son Moix. El importe, tres millones de euros. Calderilla visto lo que se gastaron las instituciones de Balears. ¿Por qué se cambió de opinión? Aunque la pregunta adecuada sería ¿para qué?

· ¿Un pacto forzado?.– En unas declaraciones del 29 de septiembre de 2004, el director general de Deportes del Govern y medallista olímpico, ´Pepote´ Ballester, daba las claves de cómo se gestó el ´panteón´ ciclista. Ballester mencionó un pacto institucional entre Matas y la entonces alcaldesa Catalina Cirer. Aunque visto cómo se cocinaban las cosas en el PP de las islas, con un presidente omnipotente y omnipresente, todo los hechos invitan a pensar que Matas hizo una sugerencia a Cirer que no pudo rechazar.

· Pasaba por allí.– La no inauguración del velódromo se produjo el 31 de enero de 2007. Como si se le hubiera ocurrido nada más levantarse de la cama, Matas se fue al velódromo para comprobar el avance de las obras. Allí se topó con unos ciclistas entrenando, cosa extraña porque la instalación todavía se encontraba en mantillas. Ni corto ni perezoso se subió a una bicicleta y se dio una vuelta. Todo con un aire de pretendida espontaneidad. El president rodó junto a Salvador Melià, componente de la selección española de pista. Esa imagen del Matas ciclista se repite cada vez que surge un escándalo vinculado al Palma Arena. Esta información es un vivo ejemplo.

"En términos deportivos, nos hallamos ante una infraestructura histórica, emblemática, y creo que la más importante de Mallorca, incluso por encima del Ono Estadi", dijo tras bajarse del sillín. "Es un milagro lo que se ha hecho; en un año está prácticamente terminado", se congratuló. Luego se ha visto de qué manera se concluyeron las obras, a la altura de Pepe Gotera y Otilio. El anillo de pino siberiano se abrió al público el 1 de marzo de 2007 sin homologar. Su construcción contó con más de 600 operarios trabajando día y noche.

· La trastienda huele mal.– Llegó el Campeonato de España, pasó el Mundial de Ciclismo, se celebraron las elecciones autonómicas, Matas cogió las maletas rumbo a Estados Unidos, la Navidad lo inundó todo de turrón, volvió la primavera y, con los primeros calores de 2008, la trastienda del Palma Arena comenzó a oler a podrido. En unas declaraciones del nuevo conseller de Deportes y Juventud, Mateu Cañellas, se vislumbra el futuro del óvalo de madera de pino siberiano. "Mientras no tengamos pruebas de ello, me voy a limitar a hablar de una pésima gestión de mis antecesores", deslizó.

· El desfase.– El velódromo se les fue de las manos, aunque más bien, lo que voló fue el dinero. El presupuesto inicial ascendía a 48 millones de euros pero luego las arcas públicas desembolsaron más de cien. ¿Se acuerdan de los tres millones que costaba cubrir el anillo de Son Moix? Sólo la dirección técnica de la obra ascendió a nueve millones de euros –casi nueve veces más que la del hospital de son Espases–.

Uno de los movimientos políticos más sospechosos se produjo seis días antes de los comicios autonómicos del 27 de mayo de 2007. La junta rectora del consorcio para la construcción del velódromo acordó la recepción de obras ejecutadas sin presupuestar y sin seguir los trámites legales por valor de 31 millones de euros. Cuatro fueron los altos cargos del anterior Govern que firmaron el reconocimiento de dicha deuda: Rafael Durán, ´Pepote´ Ballester, el entonces responsable de Deportes en s´Institut (Consell de Mallorca), Antoni Palerm, y el que era presidente de s´Institut, Antoni Serra.

· No se repara en gastos.– El objetivo era acabar el equipamiento deportivo a toda costa. Como ejemplo, los cambios en la cubierta, que inicialmente estaba concebida en madera. Su instalación hubiera requerido más de un año de ejecución, con el consiguiente retraso. Finalmente se optó por la actual estructura de acero, lo que supuso un extra de casi cinco millones de euros.

· Anticorrupción entra en escena.– La gestión insostenible desembocó en manos de los fiscales anticorrupción. La detección de pagos turbios muy superiores al coste real de los bienes y servicios contratados aceleró las indagaciones. La Policía Judicial rastreó a fondo las facturas correspondientes al marcador central, las gradas retráctiles, etc. Precisamente, un ex alto cargo del PP en el consorcio del Palma Arena, Antonio Palerm, vendió material de construcción por valor de 11.400 euros a la adjudicataria del proyecto, la unión temporal de empresas (UTE) FCC-Melchor Mascaró. Tal era el volumen de irregularidades que el juez y los fiscales se trasladaron hasta el recinto para comprobar ´in situ´ el desaguisado. Ocurrió el 15 de noviembre de 2008.

· Primeros cánticos.– Las pesquisas dieron los primeros resultados a las puertas de la pasada Navidad. El primer arquitecto y diseñador del recinto, el alemán Ralf Schürmann, admitió presiones por parte de los responsables del proyecto para inflar partidas, fichar a determinados colaboradores y emplear sistemas organizativos que, según él, iban a disparar los gastos.

· Acuerdo clave.– Y entre tanto, este diario desveló que la implicación de Matas fue más allá de lo previsible. Bajó a la arena y se manchó de barro. Uno de los documentos de la constructora FCC describe la intervención del ex president para acelerar los trabajos. El texto explica que el dirigente popular negoció directamente con el presidente de la adjudicataria, el ex político del PP Marcelino Oreja, para evitar que la empresa renunciara a la construcción de la estructura, pese a que FCC entendía que era imposible ejecutarla en el tiempo y con el presupuesto requerido.

· Y además, plagiado.– Como puntilla del desdichado velódromo, el arquitecto Ralf Schürmann acusó a sus sucesores, los también arquitectos Luis y Jaime García Ruiz, de emplear casi un ochenta por ciento de sus planos y documentación para acabar el recinto. Los hermanos cobraron nueve millones en concepto de honorarios.

· Y además, con material que se esfuma.– Un estudio encargado por el actual Govern pra revisar el proceso de construcción desvela que se abonaron sumas elevadas por material que no se llegó a emplear, caso de una voluminosa partida de puntales que no se han encontrado en la instalación.