En los últimos años los SUV han restado muchísimo protagonismo y presencia en el mercado a los monovolúmenes, que incluso en algunos casos se han visto obligados adquirir la estética y algunas de las características de estos últimos para seguir vivos. Esto se debe a que el mundo del automóvil es más emocional que racional y las familias están dispuestas a renunciar a ventajas indispensables con tal de llevar el coche que les gusta.

Pero si lo que se busca es espacio para cinco o siete pasajeros, hueco suficiente para su equipaje, modularidad y confort de marcha, el monovolumen sigue siendo la elección más acertada. Y dentro de este segmento el Ford Galaxy es sin lugar a dudas uno de los principales referentes y exponentes. Tuvimos acceso para la prueba al Galaxy tope de gama, el Titanium 2.0 TDCi Bi-turbo 210 CV PowerShift, que es todo un alarde de prestaciones y tecnología, con los últimos avances de la firma norteamericana en estos campos.

Galaxia interior

El Ford Galaxy no es grande por dentro... es enorme. Dispone de siete asientos (2+3+2) y un maletero de 700 litros cuando se pliegan los respaldos de la tercera fila, que aumenta hasta los 2.339 cuando solo se usan las plazas delanteras. Y lo mejor de todo es que los usuarios gozan de un gran espacio para rodillas, caderas y cabeza en cada una de los siente asientos.

Pero la magia no existe y toda esta amplitud ha de sacarse de algún sitio, en este caso, a base de, como dice Ford: "estilizar los asientos"... en el caso de los de la segunda y tercera fila, quizá demasiado. Tras varias horas de viaje, los ocupantes de estas plazas echaron algo de menos un poco más de mullido para potenciar su confort. Este no fue en absoluto mi caso, ni el del copiloto, ya que las plazas delanteras son de auténtica clase ´business´. Grandes, cómodas, y gracias a la soberbia dotación de equipamiento de este modelo, calefactables y refrigerables y con una estupenda función masaje para espalda, glúteos y lumbares.

Conducir con todos los mandos tu alcance gracias a la minuciosa regulación electrónica del asiento y el volante, con la temperatura ideal y mientras el coche te relaja con un masaje, es sencillamente insuperable. La única pega podría ser que tal estado de relajación pudiera hacerte bajar la guardia en la conducción, pero el Galaxy también está preparado para ello.

Abundante tecnología

Este monovolumen disfruta de los últimos avances tecnológicos en los apartados de infoentretenimiento, conectividad -con el sistema SYNC-, seguridad y ayuda a la conducción. En este último aspecto, el Galaxy cuenta con un sinfín de sistemas como: Limitador Inteligente de Velocidad, para ajustar la misma a los límites legales de cada tramo; Control de Crucero Adaptativo; Luces Largas Adaptativas, para ir siempre con este tipo de iluminación pero sin deslumbrar a otros usuarios; Dirección Adaptativa, que ajusta el ángulo de giro dependiendo de la velocidad; Sistema de reconocimiento de señales de tráfico; Alerta de Mantenimiento de Carril; Alerta de Tráfico Cruzado, Cámara Frontal Partida; Cámara trasera de ayuda al aparcamiento; Asistente de Estacionamiento Lateral y Perpendicular; Park-Out Assist; y Asistente de Precolisión con Detector de Peatones, entre una larga lista de elementos adicionales, que culminan con el Emergency Assistance, que es capaz de llamar por sí solo a los servicios de emergencia en caso de que todo lo anterior falle.

Suave y potente

La unidad de pruebas montaba el motor diésel 2.0 TDCi Bi-turbo de 210 cv, acoplado al excepcional cambio de marchas automático de PowerShift de 6 velocidades. La efectividad de este último sumado a la contundencia de nada menos que 450 Nm de par motor, hacen que el Galaxy se mueva rápido, ágil y veloz incluso cuando se circula con siete pasajeros y a plena carga. A baja velocidad tiene unas reacciones suaves pero vivas, y cuando se circula por autovía no hace falta más que pisar el acelerador para realizar adelantamientos inmediatos y seguros.

El comportamiento general del vehículo está a la altura de las prestaciones del motor. Al volante se siente una gran sensación de seguridad, gracias a que las amortiguaciones mantienen siempre firme la alta carrocería, a que los frenos son capaces de detener el vehículo de forma contundente pese a su gran peso y a que el guiado del coche no puede ser más fiel merced a una moderna dirección.

El resto de ocupantes del vehículo no tiene todas esas sensaciones, pero sí una una de calidad de vida a bordo inmejorable, gracias a la estabilidad del vehículo por la suspensión trasera integral, a la calidad de rodadura del chasis, a la inmejorable insonorización del habitáculo y a un avanzado sistema de climatización por zonas que regula ala perfección todo el habitáculo. Con todo ello, viajar a bordo del Galaxy es un auténtico placer.