El Atlético Baleares oficializó la continuidad del técnico Horacio Melgarejo, ratificación que ha certificado las dificultades de la dirección deportiva para dar continuidad a sus proyectos y la ausencia de un criterio estable en la planificación.

Si bien en la plantilla -para la gran mayoría de jugadores- sentó casi como un regalo la continuidad de Melgarejo, el hecho de que su idea de juego sea tan diferente a la del destituido Armando de la Morena no deja en buen lugar el fichaje del cesado técnico madrileño en verano. Y mucho menos si se echa la vista atrás y se tira de hemeroteca. El argentino es el sexto inquilino de un banquillo que quema, por las exigencias deportivas y, también, por las que proceden de los despachos.

La llegada a la propiedad de Ingo Volckmann, dueño del 51 % de las acciones del club, también propició el aterrizaje en el Atlético Baleares de Patrick Messow como director deportivo. Sus diferencias con Nico López en la temporada 2004-05 acabaron con el mallorquín -que curiosamente es accionista minoritario; es decir, uno de los propietarios de la entidad- lejos del banquillo y del club. Le sustituyó el argentino Gustavo Siviero -que tenía a Melgarejo como ayudante-, con otra concepción del fútbol.

El proyecto pareció continuar en la Liga 2015-16, pero nuevamente la trayectoria deportiva, también no aceptar las sugerencias de la propiedad en cuanto a la composición del once, acabaron pronto con su vida en blanquiazul. En la jornada 6 se sentó el exinternacional alemán Christian Ziege en el banquillo. Nuevo cambio de chip en la plantilla y en el estilo. Más ataque, más espacios, más huecos en defensa... El teutón siguió, pese a la mediocre clasificación del equipo.

La Liga 2016-17 tampoco arrancó bien, pero la sintonía de Ziege con el dueño le ayudó a aguantar hasta la jornada 29. El equipo, construido para luchar por el ascenso, se encalló en la zona medio-baja.

Su despido propició la llegada de Josico, estereotipo del 'partido a partido' y de exigir a sus futbolistas hasta la última de sudor y de sangre si es preciso. En ocho jornadas metió milagrosamente en la fase de ascenso al quipo y solo el Albacete le privó de subir a Segunda A. Extrajo un gran rendimiento a una plantilla construida para otro fútbol, pero de nuevo cuestiones extradeportivas impidieron su continuidad.

Este pasado verano se apostó por De la Morena, procedente del fútbol base y que apostaba por el toque y la posesión. El cambio de estilo no fue bien y el nuevo giro en la planificación lleva al club casi a cuatro años atrás con la confirmación de Melgarejo.

Lo más preocupante es que la situación en el primer equipo también se ha vivido en el juvenil.. Tanto en lo deportivo como en los consejos desde los despachos a los técnicos. El último en caer ha sido Silvestre del Río, que se despidió por whatsapp de una plantilla a la que explicó ciertos motivos de su marcha.