No podía ser de otra forma. Trébol, el caballo más importante de la centenaria historia de las carreras al trote de las Illes Balears, se despidió ayer en carrera de su gran mentor, Biel Pou, y de la afición isleña ganando de calle el ´Critèrium Nacional´ del Hipòdrom Son Pardo. Disfrutando además de un reconocimiento impresionante por parte de una afición isleña entregada y más únida que nunca por un mismo motivo: el de adorar a su ídolo.

Una lluvia de aplausos sonó y se dejó oir por todos los rincones de Son Pardo durante los diferentes, y emotivos, momentos que permitió el homenaje a Trébol. Especialmente cuando inició ante la gran tribuna su paseillo de presentación previo a la carrera.

Igualmente, no faltaron, y no fueron pocas, las lágrimas de emoción que se les escaparon y derramaron muchos de los presentes. Especialmente a los más próximos a Biel Pou y a su familia. Congregados en torno a su padre, Agustí, y despidiendo a Trébol con todos los honores y cariño posible. Como a un rey.

De la misma forma, la prueba de despedida y homenaje a Trébol se convirtió, y permitió, un acto de hermanamiento y de cruces de emociones para los miles de seguidores del irrepetible campeón nacional. Un caballo que no solo ha hecho historia, ya que sus éxitos y honestidad sobre la pista han permitido descubrir a aficionados de todo el universo de las carreras de caballos el especial potencial del trote balear y convencer a los incrédulos de siempre que todo aficionado tiene derecho a soñar y triunfar.

Sin pisar el acelerador

A la vez, el impresionante final de la ´belle époque´ de Trébol disfrutó ayer de un colofón excepcional. Especialmente gracias a los miles de aficionados que se negaron a perderse la que se presupone como su última actuación en el Hipòdrom Son Pardo. El escenario en el que el campeón propiedad y criado por el menorquín Pau Salord ha ganado las 19 carreras que ha disputado y del que se despide invicto. Al igual que le ocurre con Mallorca, donde ha ganado 20 de las 33 pruebas en las que ha impuesto su ley.

Biel Pou, Pau Salord y sus familias compartieron emociones en la entrega de distinciones.

Antes, durante y después de la carrera de ayer de Trébol, Biel Pou y Pau Salord permitieron a todos aquellos aficionados que se lo solicitaron aproximarse al caballo, acariciarlo o fotografiarse junto al campeón. Un fenómeno que agradecieron y celebraron todos los que se atrevieron. Por algo, Trébol fue ayer más que nunca el caballo de todos. "Uno más de la familia", como ha asegurado los últimos días Agustí Pou, el padre de su conductor y entrenador.

Para redondear el homenaje, Trébol también demostró en carrera que, pese a no encontrarse al cien por cien de su forma física, es un competidor extraordinario y un caballo sin posibilidad de comparación todavía con el resto de los mejores nacionales del momento. Un grupo al que ayer superó cómo y cuándo quiso en una prueba en la que ganó sin necesidad de pisar el acelerador. Sin forzar.