El Albacete, que a mitad de curso reventaba todos los registros del fútbol nacional tanto en puntuación como en eficacia defensiva -con el mallorquín Tomeu Nadal como todo un seguro de vida bajo palos- se ha deshinchado de forma inexplicable en el últimio tercio del campeonato. Es más, desde el pasado 26 de febrero (jornada 27, venció en casa al Gernika por 3-2), su balance como local es desolador: cuatro derrotas seguidas y un pírrico empate en la última jornada. Tres meses en los que la afición albaceteña no ve a su equipo ganar en el Carlos Belmonte.

Números que invitan al optimismo al Atlético Baleares, que sin embargo vivirá el escollo más duro en la ida, en Son Malferit. Y es que la solvencia como visitante (solo cuatro derrotas) es la que ha permitido al Albacete acabar como líder del grupo II, pero con la reserva muy justa para afrontar una eliminatoria de campeones en la que perdió el ascenso frente al Lorca. Le tocan dos rondas más -siempre y cuando deje por el camino al Atlético Baleares- para conseguir el ansiado retorno a la Segunda División. Una categoría en la que necesitan militar, entre otras cosas por la delicada situación económica que atraviesan.

Con una deuda reconocida de once millones de euros, la junta directiva presidida por José Miguel Garrido oficializó semanas atrás que el club se vende. De esta forma, todo lo que no sea ascender supondría un grave obstáculo de cara a la supervivencia de la entidad, siempre y cuando no aparezca un nuevo 'mirlo blanco' como en su momento surgió con la presencia como principal patrocinador de la familia del jugador del Barcelona Andrés Iniesta.

En el plano meramente deportivo, José Manuel Aira (Ponferrada, 1976) es el técnico de un Albacete que empezó con un esquema definido (4-1-4-1), pero que a lo largo de la competición ha ido modificando en función de los rivales. Como puntales, un gran portero, el mallorquín Tomeu Nadal y sus dos atacantes. La dupla canaria formada por Héctor Hernández (20 goles) y Aridane Santana (16) es sin duda alguna su punto más fuerte, así como el juego entre líneas. En la zona de creación, Dani Rodríguez y Fran Carnicer son imprescindibles, mientras que el cordobés Rafa Gálvez ejerce a la perfección su trabajo de 'stopper'. Atrás juegan con cuatro fijos -igual que hace el Baleares de Josico-, destacando por su izquierda el exmadridista Javi Noblejas y la contundencia del central francés Mickael Gaffoor.