El desbordante bullicio del mercado de Shanghái no es el mejor escenario para una reflexión con calma, pero ese momento llegará pronto para Rafel Nadal, quien ayer recorrió los estrechos pasillos de la metrópolis, en los que se reciben cientos de ofertas de compra, desde una chaqueta hasta los más insospechados artículos.

Hay que repensar algunas cosas. El mallorquín y su entorno tienen claro que deben neutralizar el ´efecto Nole´, el de las seis derrotas en seis finales ante el serbio Novak Djokovic, el hombre que reina en 2011 en el tenis mundial.

Y es que en apenas cinco días de gira asiática, la preocupación se ha adueñado del ´clan Nadal´. La primera señal la transmitieron tras las circunstancias de su derrota ante el británico Andy Murray en la final de Tokio. Y no por perder con el escocés –algo que entra dentro de lo posible–, sino por cómo lo hizo. Dejándose remontar y perdiendo por 6-0 en el tercer set, cediendo cuatro juegos consecutivos de servicio.

"No es lo que toca, no es nomal que te hagan cuatro breaks de tira", dijo entonces Toni Nadal, tío y entrenador del número dos del mundo, que siguió la final nipona vía live-score de Internet, ya que en el hotel en el que estaba de vacaciones no podía verla. La preocupación de Toni Nadal creció, sin dudas, tras la derrota del jueves ante el alemán Florian Mayer –por 7-6 (7-5) y 6-3– en los octavos de final de Shanghai. Una derrota que el entrenador apuntó a que se debía al mal juego de su pupilo.

¿Qué le pasa?

Mayer es un buen jugador, pero un Nadal en forma no debería perder con el alemán. La pregunta que se hacen muchos seguidores del tenis, entonces, es qué le pasa a Nadal. Y lo que le pasa a Nadal es Djokovic, un hombre que le ha ido minando la confianza a lo largo de la presente temporada.

Es cierto que Nadal jugó tres de las cuatro finales de Grand Slam y ganó una, pero en las otras dos perdió ante el serbio, que lo derrotó esta temporada en casi todas las superficies existentes.

Fue una temporada curiosa para Nadal y su ´socio´ en el dominio del tenis, el suizo Roger Federer. Entre los dos ganaron sólo cuatro torneos –tres el mallorquín y solo uno el suizo–, la cifra más baja desde que en 2005 comenzaron a repartirse el dominio del circuito para dar forma a los ´años R´, los años de Roger y Rafa.

Lo que le sucede a Nadal con Djokovic es una absoluta novedad, un territorio desconocido para el manacorí: nunca en su vida perdió seis veces consecutivas con un jugador, ni siquiera con Federer.

Y el peligro para el español de 25 años no es ya Djokovic, sino sus consecuencias. Las dudas que le surgen al medirse al serbio comienzan a trasladarse a otras situaciones. Es un ´virus´ que se aloja en el mejor "golpe" del mallorquín, la mentalidad. Aunque Toni Nadal lo relativice. "No creo que esas dudas puedan ampliarse. Mentalmente no me preocupa", aseguró el tío entrenador. "No se trata de la mente, sino de cómo le pegas a la bola", asegura.

Le quedan tres desafíos

Ahora, con la temporada lanzada ya en su rush final, a Rafel Nadal le quedan tres desafíos más a los que enfrentarse: el Masters 1.000 de París-Bercy, el Masters de Londres y la final de la Copa Davis ante Argentina, en Sevilla.

En París y Londres Nadal podría encontrarse nuevamente con Djokovic, si el serbio se recupera de su lesión y dolencias en la espalda. Nuevas oportunidades para cortar la racha negativa.

Y el último esfuerzo del año será titánico, porque los argentinos llegarán a España dispuestos a jugar a vida o muerte. Un triunfo siete años después de su explosión como jugador en ese mismo escenario concedería a Nadal un gran alivio para el 2012. Una derrota, en cambio, certificaría el 2011 agridulce de un hombre que ganó tanto, que ahora ya no puede conformarse con menos.