Solo cuenta el resultado. El mallorquinismo puede olvidarse de ver buen fútbol en Son Moix esta temporada. A Joaquín Caparrós solo le interesan los números y resume su filosofía en una frase que espeta siempre a quien cuestiona el pobre juego que desarrollan sus equipos: "La clasificación, amigo, la clasificación".

El ideario de Caparrós pasa por tratar de adelantarse en el marcador y encerrarse en el área para conservar la ventaja. Aunque haya que estar colgado de la portería ochenta minutos. El fútbol ofensivo pasa por mover rápidamente la pelota a aprovechar los contrataques. Una apuesta muy diferente de la de Michael Laudrup, que nunca renunció a tener la pelota.

Pese a todo, la afición de San Mamés encajó este modelo porque logró resucitar a un equipo que llevaba mucho tiempo asomándose a la Segunda División. Durante su primera temporada en el banquillo rojiblanco, el Athletic acabó undécimo en la Liga tras dos temporadas en las que había rozado el descenso. En su segunda temporada, el equipo bilbaíno se clasificó para la final de la Copa del Rey que acabó perdiendo frente al Barcelona por 1-4. En la tercera rozó la clasificación para la Liga Europa, que logró finalmente la pasada campaña al acabar en séptimo lugar.

El sevillano tenía un acuerdo de renovación con el presidente Fernando García Macua que quedó invalidado cuando éste perdió las elecciones el pasado verano.