Rafel Nadal es desde ayer un poco más grande. Conquistó su séptimo entorchado en Montecarlo y agranda aún más su leyenda sobre la arcilla. Es la primera vez que un tenista conquista tantas veces un torneo de esta categoría, lo que da una idea de su tiranía sobre el polvo de arcilla. Y solo tiene 24 años, a dos meses de los 25.

Necesitaba Nadal recuperar la senda de las victorias. Como el pasado año, que en el Principado rompió una racha de once meses sin levantar un trofeo, ayer, en lo que ya es considerado como el patio de su casa, volvió a morder un trofeo seis meses después de hacerlo por última vez, en el torneo de Tokio, en lo que fue el mejor año de su carrera, con sus victorias en tres grandes, Roland Garros, Wimbledon y, por primera vez, el Abierto de Estados Unidos.

Pese a que no ha jugado a su mejor nivel, ha resuelto con solvencia sus compromisos, ante Nieminen, Gasquet y un ya veterano Ljubicic, para quien parece que han pasado sus mejores días. Mayores apuros pasó ante Andy Murray, ante quien cedió por primera vez un set en este torneo desde la final de 2009 contra Novak Djokovic. Nadal cedió ante el escocés hasta en seis ocasiones su servicio, una exageración, y que era el más claro ejemplo de que no se encontraba cómodo en la pista. Murray acusó sus molestias en su codo derecho –tuvo que ser atendido varias veces por el fisio– y Nadal se plantó en su séptima final consecutiva.

Con su victoria de ayer, el número uno del mundo –cumple su 91 semana en lo más alto de la clasificación– estrena su cuenta de trofeos en 2011 en el arranque de su parte favorita de la temporada, la gira de arcilla que culminará en Roland Garros, a donde aspira a su sexto entorchado, con lo que igualaría a Borg como el jugador con más títulos en la tierra de París.

De récord

Nadal, que obtuvo ante Ferrer su duodécima victoria en dieciséis enfrentamientos, y que le sirvió para tomarse la revancha de su derrota en enero en los cuartos de final del Abierto de Australia, amplía a 19 los títulos de categoría Masters 1000 –por los 17 de Agassi y Federer– y 44 en total en su carrera deportiva, de los cuales treinta son sobre arcilla.

Con su victoria de ayer iguala en triunfos sobre esta superficie al mítico Bjorn Borg y al español Manuel Orantes, y sólo es superado por los 45 títulos del argentino Guillermo Vilas y los 40 del austriaco Thomas Muster, jugadores a los que puede dar alcance ya que todavía le quedan varios años en plenitud de condiciones.

La única vez que perdió en Montecarlo fue en 2003, en cuartos de final ante el argentino Guillermo Coria. Desde entonces, Nadal ha ganado 37 partidos consecutivos en el Principado, toda una proeza.

Ahora le espera el Godó y, a partir del 9 de mayo, el Masters 1000 de Roma, donde aspira a su sexto título. No lo tendrá fácil ya que en el Foro Itálico se espera la reaparición de Novak Djokovic tras sus victorias en Indian Wells y Miami sobre Nadal. Cómo responderá el invicto jugador serbio durante 2011 sobre la arcilla es uno de los alicientes de cara a un torneo en el que, presumiblemente, los dos mejores volverán a verse las caras.