La mejor noticia para el Mallorca es que a final de temporada no se acuerde del partido ante el Málaga. Se salvó un empate justo cuando era más necesario que nunca lograr los tres puntos. No es cuestión ahora de crucificar a los mismos jugadores que han dado tantas tardes de gloria esta misma temporada, pero es cierto que ayer no hubo ni chispa ni acierto.

En Son Moix se han visto partidos similares al de ayer, pero lo bueno es que se acababan resolviendo. La pena es la pelea que se vivió entre Aduriz y Keita. Manzano debe zanjar hoy mismo este tema para que no afecte al vestuario. Es un episodio que sólo se puede entender si uno ha jugado a fútbol, o al deporte que sea, cuando tiene las pulsaciones a mil. En ese momento los jugadores son personas, no súper profesionales que deben dar ejemplo. Pero es un episodio lamentable y que ya viene de atrás. En el vestuario hay malestar con Keita porque, tal y como se dice en los colegios, es un ´chupón´. Y Aduriz, que precisamente que no se caracteriza por su egoísmo con el balón en los pies, le recriminó con demasiada virulencia al guineano el abuso de la posesión de la pelota. Los dos se equivocaron, está claro, y mucho más con el partido en juego. Esto no puede ir a más. Quedan cuatro partidos y no es el momento de perder los nervios. Y el entrenador es el que debe saber gestionar todas estas situaciones. Es su responsabilidad.