El Alzheimer es una enfermedad que afecta a más de cinco millones de americanos. El diagnóstico de esta enfermedad es devastador tanto para el paciente como para sus familiares y amigos. Los síntomas característicos son una pérdida importante de memoria, olvidos, desorientación y dificultad para la toma de decisiones y en la realización de tareas cotidianas.

Tal como indica el artículo “ Alzheimer: ¿los antecedentes familiares garantizan que lo padecerás?” Publicado en el FoxNews en agosto del 2017 hay varios factores que contribuyen a la aparición del Alzheimer que van más allá de la genética. Un factor de riesgo es la edad, puesto que al llegar a los 65 años la probabilidad de sufrir esta demencia aumenta. Los factores ambientales y el estilo de vida también tienen un efecto importante en el futuro desarrollo de esta demencia.

En realidad el peso que tiene la parte genética a la hora de predecir el futuro desarrollo de esta enfermedad es solo del 5%, por lo cual el hecho de tener un familiar con esta enfermedad, no implica necesariamente que vayamos a desarrollarla. Otra forma más directa de averiguar si contamos o no con una predisposición genética a padecerlo es haciendo un análisis de sangre que busque la presencia o ausencia del gen asociado al Alzheimer. De cualquier manera, debido al peso relativo del factor genético , no debemos precipitarnos a la hora de sacar conclusiones de esta prueba.

Así pues dado que los factores ambientales juegan un papel mucho mas importante que la genética, es interesante conocer los hábitos que podemos incorporar en nuestro estilo de vida para reducir las posibilidades de padecer esta enfermedad. Estos incluyen el ejercicio frecuente, no fumar, controlar la presión arterial y el colesterol y tener una dieta rica en frutas y verduras.

En opinión del Dr. Carbonell, en este artículo se hace referencia a que el peso genético no es tan importante como pensábamos y que el controlar los factores ambientales puede ser muy rentable en la prevención del mismo.