Hasta el siglo XIX la grasa humana en Europa era un codiciado combustible. A los verdugos se les permitía vender la grasa y otros órganos de ejecutados, lo cual constituía gran parte de su sustento. La grasa humana se empleaba para disolverla con sustancias liposolubles como aceites aromáticos o remedios medicinales menores. Actualmente los cosméticos y medicamentes se elaboran con otras substancias base. Nadie debe temer encontrarse grasa ajena en el pintalabios.

En la cirujía estética no sólo se succiona grasa humana, sino que también se le da otros usos. Cada vez más personas optan por su propia grasa en lugar de inyectarse botox o rellenarse los pechos con silicona. Se extrae de otras partes del cuerpo y se inyecta en arrugas faciales o en el pecho.