El periodista Andreu Manresa (Felanitx, 1955), el fotógrafo y creativo de publicidad Gori Vicens (Palma, 1968) y el artista multidisciplinar Albert Pinya (Palma, 1985) ofrecen tres visiones distintas de la matanza del cerdo en Mallorca en el libro Porcs. Mirades tallades, tres recreaciones de tres mallorquines de generaciones distintas. El volumen, editado por el Institut d´Estudis Baleàrics, se presentará el próximo jueves en Es Baluard, donde no faltará el frit, la sobrassada, el vi, el pa moreno y el humor de Diabéticas Aceleradas.

Este volumen, una "crónica pictórica, plástica e historiográfica" de una matanza ritual que "ni se inventa ni se trastoca" y que tiene al cerdo como único actor protagonista, empezó a gestarse hace unos años en la cabeza de Gori Vicens, quien convenció al joven y siempre arriesgado Albert Pinya para que le acompañara a unas matances en casa de sus padres, en Felanitx. El primero puso su cámara al servicio de la fiesta, marcada por el "el trabajo y el provecho", y el segundo "fue recogiendo trozos del animal de aquí y de allá" y tomando notas. Vicens completaría su labor en cinco matances más, una de ellas en Son Moragues, en Valldemossa, en el mismo pueblo en el que George Sand escribió: "Los mallorquines denominarán este siglo (el XIX), en el futuro, la edad del cerdo".

"La edad del cerdo será el siglo XXI", le corrigió ayer Andreu Manresa, periodista de El País y gran conocedor de una costumbre tribal, vecinal y clánica que porta en sus genes. No le costó a Gori Vicens, crecido en su Felanitx natal, convencerle para que "dijera cuatro palabras de prólogo, que han sido más", de un libro que en ningún caso se pone al servicio de "la nostalgia o del futuro" porque se trata de "una apuesta de futuro".

Porcs refleja, a través de una cuidada presentación, una multitud de imágenes y detalles, algunos de extrema "belleza violenta", en torno una fiesta rural primitiva que permanece pasados los siglos y los dictados sanitarios, aunque poco tenga que ver con la que conocieron los autores, en el caso de Manresa y Vicens, cuando eran unos niños.

"De un tiempo a esta parte ha cambiado mucho, desde el fuego, que antes se encendía con mucho frío y a oscuras, al tipo de leña o al motor de las máquinas", reconoció Manresa, quien "dos o tres veces al año" se apunta a fer matances, a pesar de que sabe que el cerdo tiene mucho que ver con "el ancho del cinturón y ciertas alarmas en los análisis clínicos".

Para Albert Pinya, uno de los artistas participantes en DIARIO de MALLORCA ArtReport 2009, la muestra bianual que todavía puede visitarse en el Centre de Cultura ´Sa Nostra´, este proyecto le ha permitido descubrir "una armonía y una pureza" de la que carecen las ciudades. "Y he disfrutado mucho", confesó.

El libro, con prólogo de Agustín Fernández Mallo, se servirá en bandeja el próximo jueves en Es Baluard, en el transcurso de una fiesta-presentación en la que actuarán las Diabéticas Aceleradas con extractos de un nuevo montaje que preparan precisamente sobre las matances.