Perdius de capellà es uno de los suculentos platos que los nobles mallorquines comían en los siglos XVII y XVIII. Los bistecs de ternera rellenos de sobrasada, higos secos anisados y, a veces, requesón pueden ser saboreados hoy en día por cualquier amante de la gastronomía tradicional, en especial si controla los fogones o conoce a alguien que domine el arte de la cocina y sepa elaborar la histórica receta.

La salsa lleva cebollitas, granadas, almendras picadas, piñones y el aroma de un manojo de hierbas y dos cañas de canela. «Era un plato típico de esta época del año y de Navidad, aunque ahora es desconocido, como otros muchos de aquellos siglos», explica Tomeu Arbona, del Fornet de la Soca. El popular cocinero y repostero no quiere que acaben desapareciendo, por lo que dará a conocer algunos de ellos en los talleres Arqueologia gastronòmica per a ignorants.