Las fiestas de Sant Joan de Ciutadella han estallado hoy con el desembarco de 16.000 mallorquines y una multitud eufórica y con muchas ganas de no perderse un detalle de la fiesta más popular de Menorca. En la ciudad menorquina no hay hasta la semana que viene una plaza de hotel libre, un amarre en el puerto deportivo disponible o una mesa para cenar en un restaurante. Hasta 21 barcos de pasajeros han atracado entre el jueves y el viernes en la estación marítima de Son Blanc y 506 vuelos aterrizan en el aeropuerto de Maó durante este fin de semana.

El primer toc de fabiol, como manda la tradición, ha abierto a primera hora de la tarde tres días de festejos. Y lo ha hecho en la casa señorial Vivó Truyols, ubicada en la plaza de Alfons III. A las dos del mediodía, el caixer senyor, un cargo elegido entre los miembros de la antigua nobleza de Ciutadella, que por segundo año ha recaído en Borja Saura, daba permiso al fabioler, Sebastià Salord, para que interpretara la esperada melodía que da inicio a la fiesta, provocando un estallido de alegría y emoción entre la multitud concentrada en los aledaños que llena todo el centro de la ciudad y que incluso dificulta circular por la ciudad.

Seguidamente, la comitiva ha empezado a recorrer las calles para reunir a todos los jinetes (caixers y cavallers), que a partir de las seis de la tarde han converido en los protagonistas de la fiesta, saltando y haciendo cabriolas con sus negros caballos menorquines en medio de la multitud al son de la banda de música, en el llamado caragol del Born.

El gran espectáculo en la plaza des Born se ha convertido en el momento más emotivo del arranque y también en el más multitudinario. Los asistentes más veteranos no recordaban que nunca antes se hubiera reunido a tanta gente para presenciar el primer caragol des Born, a la vez que han alabado la actuación del Caixer Senyor Borja Saura y la sincronización con su perfecta caballo. Saura se ha llevado las ovaciones más prolongadas de la tarde. El caragol des Born ha contado con 222 efectivos de seguridad, además de los que ya trabajan en servicio ordinario y seis filtros de acceso que controlarán el aforo, situado en 27.540 personas.

El programa del día ha continuado con la fiesta de las avellanas de nuevo en la plaza Alfons III, donde se recuerda cuando los novios regalaban a sus amadas como ofrenda un puñadito de avellanas, tradición de lanzar avellanas entre los participantes en el que se llegan a utilizar hasta 400 toneladas de estos frutos y de la que disfruta todo el público pero especialmente los más pequeños de la casa. De ahí a la ermita de Sant Joan de Missa para celebrar las completes y las celebraciones finalizan con el regreso de los jinetes (caixer i cavallers) por las calles del centro