Después de siete larguísimos días huyendo de la guerra, el matrimonio de los Sokil llegó a su destino final, Mallorca, donde les esperaba su hija: "En realidad, huimos de Ucrania porque ella nos lo pidió e insistió mucho. Nosotros no lo teníamos tan claro", aseguran.

Valerii, que con 64 años ya estaba jubilado en Ucrania, en Mallorca ha reiniciado su vida laboral: a partir de abril trabajará en un restaurante como friegaplatos, mientras que su mujer, Iryna, de 59 años, cuida de su madre con problemas de salud. "Estamos haciendo un curso intensivo de español mañana y tarde" explican. De hecho, Iryna ya balbucea algunas palabras; entre ellas, el nombre de la trabajadora social de la Cruz Roja que les ha ayudado, Maria Antònia, se le ha quedado marcado.