Los niños de entre 12 y 13 años son los menores con mayor riesgo de sufrir el fenómeno conocido como acoso digital, del que las niñas son más propensas tanto a ser víctimas como agresoras, según el director de la organización nacional "Pantallas Amigas", Jorge Flores Fernández.

Flores ha explicado a Efe, con motivo de un curso que se imparte hasta mañana en Málaga bajo el título "Violencia entre iguales (menores y jóvenes) a través de las Nuevas Tecnologías", que este tipo de acoso preocupa de "forma creciente y en edades más tempranas".

El acoso puede darse, según el experto, entre personas de diferente edad, pero lo más común es que ocurra entre iguales y con "demasiada frecuencia" en los entornos escolares.

El teléfono móvil, Internet o incluso vídeo-juegos en la red pueden ser vehículo de estas agresiones, que para ser consideradas como tal deben ser intencionadas y reiterativas, ha indicado Flores, quien ha destacado la facilidad que permite la red para llegar a cualquier persona como ventaja sobre el acoso tradicional.

"La caracterización del problema es muy difícil y cambia muy rápidamente", ha advertido el director de la iniciativa, que ha recordado que un reciente estudio europeo cifra en un 7 por ciento el número de adolescentes españoles usuarios de las nuevas tecnologías que sufren o han sufrido acoso.

Los síntomas más comunes que alertan a padres o profesores de que un menor está siendo acosado por la red son trastornos del sueño y de la alimentación, aislamiento, irritabilidad y necesidad compulsiva de conectarse para ver qué está ocurriendo con su imagen en la red, ha señalado el experto.

En cuanto a las medidas a adoptar ante uno de estos casos, Jorge Flores aconseja que si se da en el entorno escolar, lo más adecuado es dejar intervenir al centro para que medie, ya que ve la vía judicial como una última posibilidad cuando se han agotado las demás o si existen amenazas graves.

El director de "Pantallas Amigas", que editó en 2006 una de las primeras guías sobre acoso en la red ha manifestado que es importante compartir la "vida digital" de los menores para poderles ayudar en un momento dado y no mostrarse como "enemigos de la tecnología".