Imagina entrar en la casa de tu vecino cada día, a escondidas, para robar comida. Es una situación que nos parece inverosímil, pero es exactamente lo que hacen las polillas. Estos pequeños insectos no tienen reparos. Invaden silenciosamente nuestras casas y armarios. Afortunadamente, al igual que las chinches, no representan un peligro para los humanos, aunque su presencia puede ser muy molesta para muchos.