IB3 vuelve a ser el canal privado de James Matas, como durante el Pacto de Progreso. El último publirreportaje del expresident –diga usted lo que quiera, que nosotros no haremos comentarios– fue incluido en un informativo del canal astronómico, aunque encaja en el club de la comedia. En el vídeo a sus órdenes, el ministro de Aznar braceaba angustiado para desvincularse de Iñaki Urdangarin. El primer argumento presidencial, desternillante si no fuera un asunto escabroso, establece que ningún dirigente autonómico le negaría contratos por millones de euros a un yerno del Rey. Es decir, si el esposo de la infanta Cristina se persona en el Consolado del Mar y arrambla con un cuadro, Matas le haría una reverencia aquiescente. De hecho, así ocurrió.

Millones de alumnos han sido torturados con el calderoniano "Al rey la hacienda y la vida se ha de dar", pero el alcalde de Zalamea no extendió la dadivosidad al yerno del soberano. Una vez más, nos golpea el altruismo de Matas, un especialista en repartir el dinero de los pobres ciudadanos entre los ricos hacendados. En el segundo apartado de su monólogo en IB3, el expresident admite que pudieron falsificarse las actas de los generosos convenios con Urdangarin, añadiendo que todo lo controlaba el esposo de Cristina. La famosa seguridad jurídica del PP.

Matas se reservaba la tercera fase para el golpe de efecto. Exige la devolución a "los contribuyentes" del dinero, si no tuvo el destino adecuado. Y se proclama literalmente "indignado" ante tal hipótesis. Ya imaginamos al expresident acampado en la Plaza España, con un televisor Bang&Olufsen y una escobilla de 400 euros en su tienda de campaña. Su invitación a la rebelión es tan persuasiva que casi nos hace olvidar que el hoy justiciero entregó al yerno del Rey las sumas de destino dudoso –ver apartado primero–, y porque no pidió más. Ni uno ni otro deben temer, el PP zanjará la corrupción por la vía rápida de dejar de perseguirla. Entretanto, la indignación de Matas se resume a que nunca imaginó que Urdangarin se le pareciera tanto.