El diario británico The Telegraph ha usado una fotografía de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, para ilustrar una información sobre la nueva directora de la cárcel siciliana de Palermo, que se llama igual que ella pero sin la tilde de su apellido.

En su edición del lunes, el corresponsal del periódico en Perugia informa de la decisión de Rita Barbera de poner coto a la permisividad que existe entre los reclusos para vestir con ropa de marcas de lujo, dado que en las prisiones italianas no es obligatorio el uniforme carcelario.

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ha calificado de "anécdota curiosa" el equívoco y dice que esta circunstancia evidencia que es "conocida entre los medios de Gran Bretaña". Barberá admitió que no tiene "ninguna ilusión" de ser la directora de "ninguna cárcel del país". La alcaldesa explicó conocía de la existencia de esta política italiana porque un conocido suyo le trajo de Italia una pegatina con el nombre de la política grabado sobre el mapa de Sicilia.

La noticia, ubicada en la sección de temas "raros", explica que la nueva directora se ha propuesto acabar con la imagen de algunos convictos de Ucciardone -algunos de ellos relacionados con la mafia italiana- vistiendo prendas de Vuitton, Valentino, Armani o Gucci. "La cárcel es un lugar donde ya se está sufriendo debido a la privación de libertad, tenemos que evitar las posibles diferencias de clase social", razona Barbera.

Ajena, de momento, a la polémica, Rita Barbera se afana por dirigir con mano firme el penal siciliano. "Amo a mi ciudad, y espero darle mi contribución", asegura esta mujer que trabaja en la administración penitenciaria desde 1984.

La imponente estructura carcelaria está situada en el centro de la ciudad, cerca del puerto. Sus celdas han acogido a numerosos miembros de la mafia y en una de ellas fue envenenado con estricnina en el café Gaspare Pisciotta, responsable de la masacre de Portella della Ginestra, en la que murieron 11 trabajadores . Por sus dependencias pasó también el capo Luciano Liggio, implicado en una sangriente guerra de clanes que se prolongó dos décadas. En 1970 fue condenado a cadena perpetua, aunque misteriosamente escapó de la cárcel de Ucciardone.