Cuando vi en la foto a todos esos satisfechos tíos de blanco, sonrientes y arremangados me creí que era una despedida de soltero en Eivissa. Al percatarme de que en una esquina había una mujer, y que además no portaba un trikini de lentejuelas y sandalias de tacón, como suelen las contratadas para tales reuniones, caí en la cuenta: vaya, si es el nuevo Govern balear salido de las mientes de José Ramón Bauzá. Que gran decepción. Que cosa tan anacrónica y tan cateta. Qué disparate. Menuda alineación anómala. Parece el elenco de una de esas insoportables películas de submarinos de los años sesenta. Supongo que se me permite decir antes de que transcurran los cien días de cortesía que me pasma este Ejecutivo de la tuna testosterona, pues parece poco probable que en dicha moratoria a alguno de los hombres del presidente le brote un útero y cambie la desproporción de siete contra una. Aunque como son tan extraordinariamente buenos, quién sabe. Me pregunto en qué estaba pensando el flamante presidente para montar un equipo tan segregado. Me intriga mucho por qué lo ha hecho, qué le pasa, qué problema hay.

Parece una verdad de Perogrullo afirmar que un gobierno gobernará mejor si se apega a la realidad. Y la realidad indica que las mujeres representamos más de la mitad de la población; la madre naturaleza nos ha regalado esa mayoría absoluta, qué le vamos a hacer. No partir de este presupuesto para confeccionar cualquier directiva significa pasarse a la ciencia ficción, o lo que es lo mismo, desconectar; inventarse un universo paralelo. Prescindir del potencial de las féminas resulta por ende antieconómico, pues supone dilapidar décadas de esfuerzo público en formación y toneladas de energía privada, no lo digo yo, sino el ministro conservador que estableció cuotas paritarias en los consejos de administración de Noruega, con rendimientos muy positivos en los balances actuales de empresas y bancos. En las quinielas postelectorales de Balears incluyeron a catedráticas, magistradas, empresarias, arquitectas, jefas de servicio en la Función Pública con hojas de servicios profesionales impecables y que han trabajado mucho por el PP, pero al final Bauzá eligió sólo hombres y una consellera testimonial, en Salud y Familia, para mayor recochineo. Un comportamiento bien raro. Un síntoma, que diría un farmacéutico. Si la proporción con que ha confeccionado su Ejecutivo se repitiera en la clientela de la botica de su propiedad, por ejemplo, dejando entrar a siete hombres por cada mujer, se le caducarían en las estanterías los tampax, los predictores del embarazo, las mil pomadas y las pastillas de aceite de onagra, se le caerían las ventas en picado y se arruinaría en seis meses. Pero claro, estamos en otro ámbito que no es el poder. Servimos como consumidoras y como votantes, pero no como gestoras o como colegas.

Quienes conocen a José Ramón Bauzá aluden a su hermetismo, de manera que no perderemos el tiempo preguntando por ahí qué tiene contra las mujeres, qué le hemos hecho, por qué se ha rodeado de esa guardia pretoriana de corbatas. A mí no es que la circunspección me parezca una habilidad social; más bien al contrario, me gustan la comunicación a raudales y la confianza en el género humano en general, no a medias. Por eso se lo comento al presidente: si las necesitas, ahí siguen. En segunda división y haciendo limonada con los limones que les han vuelto a tocar en suerte. Pero no tengas miedo, que no muerden, igual que el tigre de Resacón en Las Vegas. Así que despierta y pásalo bien con tus amigos.