El gran escritor ruso Lev (o León) Tolstoi (1828-1910) se crió y trabajó en Yasnaya Polyana, una finca de más de 200 kilómetros donde engendró obras maestras de la literatura universal como Guerra y paz y Anna Kanerina. Hoy, su tataratataranieto Vladimir Tolstoi recibe allí anualmente a decenas de miles de turistas como director del museo en su nombre.

Mejor evitar ante Vladimir las comparaciones con su famoso antecesor. "Vivimos en tiempos distintos y bajo circunstancias distintas", subraya éste en una entrevista con motivo del centenario de la muerte de Tolstoi, que se conmemora este sábado 20 de noviembre.

-León Tolstoi fue un mordaz crítico social. ¿Cómo contemplaría el mundo de hoy?

-Fue un hombre que no podía callar, sino que se pronunciaba abierta y claramente. Y está claro que era una molestia para cualquier poder. El derrumbamiento de la humanidad y de su entorno, lo que le rodeaba, fue lo que más le empujó a actuar. Probablemente hoy en día se habría mostrado muy crítico con la sociedad actual rusa, por toda su falsedad y doble moral. Y también para Estados Unidos sería una especie de enemigo de Estado; la expresión "políticamente correcto" le era ajena.

-Según las encuestas, sólo un 11 por ciento de rusos lee durante su escolarización a algún clásico literario como Tolstoi. ¿Le duele eso?

-No hay nada horrible en esa cifra. Conozco encuestas de otros países donde los porcentajes son en torno al 15 por ciento. Si despierta a un ruso en mitad de la noche y le pregunta por los grandes escritores del país, le dira Pushkin, Tolstoi, Chejov, Dostoyevski. Es decir: los rusos conocen a sus clásicos. La mayoría sigue sobre todo las noticias, pero regresan a la literatura espiritual.

-Cuando lee a León Tolstoi, ¿se reencuentra con él?

-No puedo afirmar que me hayan gustado todas sus obras. Pero algunas novelas son absolutamente geniales. Por ejemplo, hay pasajes en Anna Karenina con los que siento casi un placer físico. En Dostoyevski, por ejemplo, hay tremendos villanos y héroes ideales; unos extremos que Tolstoi no conoce. En su obra hay personajes simpáticos, a veces también cobardes, y otros personajes que muestran sutileza. Pero no se inclina por una ni por la otra orilla. Tolstoi hace que en sus personajes se vea siempre lo bueno y lo malo. Por eso, nos reconocemos tan bien en ellos.

-Aunque el conde Tolstoi tuvo una vida privilegiada, también conoció los horrores de la guerra, que vivió en el Cáucaso y Crimea.

-La destrucción del ser humano y la destrucción del entorno en el cual vive era lo que más lo atormentaba. Tolstoi no solo se oponía a la guerra, sino que también fue uno de los primeros pacifistas con conciencia social al que, además, le importaban los derechos humanos.

Mientras, la Iglesia ortodoxa rusa sigue rechazando la reconciliación con el escritor. "Las actividades de Tolstoi en los últimos diez años de su vida fueron extremadamente destructivas para Rusia", señaló el secretario de Cultura del patriarca moscovita, Tichon Shevnukov.

La Iglesia ortodoxa rusa considera a Tolstoi corresponsable de la revolución de octubre de 1917, que condujo a la caída del imperio de los zares y, tras la toma de poder de los comunistas, a una represión de la Iglesia sin precedentes.