Filósofo y doctor Honoris Causa de la Universidad Politécnica de Valencia, el reconocido pensador, periodista y pedagogo José Antonio Marina esboza algunas de las claves para mejorar la sociedad tomando como premisa la educación de los más jóvenes y haciéndola extensiva a ciudades y empresas.

–Usted habla siempre de potenciar el talento colectivo. En esta crisis, ¿cómo se aplica a las empresas?

–Las empresas lo tienen fácil. Una empresa inteligente es la que es capaz de crear distintos tipos de valor. Valor para el accionista, para el trabajador, para el cliente y para la sociedad a la que pertenece, la más inmediata y que es el municipio. Cuando en una empresa que tiene problemas en el mercado, se despide a la gente, o se reduce el volumen de trabajo para no tener que despedir, es mucho más inteligente no tener que despedir, aunque sea más cómodo lo contrario. Cuando las grandes empresas alemanas hicieron sus repuntes dijeron ´aquí no se despide a nadie porque todos los trabajadores son beneficiosos y ajustaron el horario de trabajo al aumento de ventas´. Si son empresas inteligentes conseguirán que los trabajadores confíen en ellas. La confianza es un activo de la empresa porque permite resolver los problemas laborales sin tener que llegar sistemáticamente a la magistratura.

–Pero eso no ocurre.

–Me parece indecente que cuando se está hablando de la productividad de una empresa se eche la culpa a los obreros, cuando estos no la pueden aumentar. Los obreros hacen lo que el sistema de la producción les dice. Son los técnicos y los directivos los responsables de la productividad de una empresa, no los obreros. Cuando se ajusta el personal no tiene nada que ver con los obreros y sí con la dirección. Es siempre responsabilidad de los directivos.

–Es usted el impulsor de las Escuelas de Padres, ¿en qué consiste este proyecto pedagógico?

–Todo el mundo piensa que son necesarias. Una encuesta hecha en España nos dice que cerca del 50% de padres manifiestan que no saben cómo educar a sus hijos y sin embargo las escuelas de padres presenciales no funcionan porque los progenitores no tienen tiempo. Por eso pensé en poner en marcha en internet la Universidad de Padres para que nos permitiera llevar la escuela a las casas. Este es el tercer año que lo hacemos y el éxito ha sido enorme. El curso pasado tuvimos 2.000 familias matriculadas y eso que sólo era para padres con niños de hasta nueve años. Este año hemos ampliado los programas hasta los dieciséis. La matrícula todavía está abierta en www.universidaddepadres.es.

–¿Qué es una ciudad inteligente? ¿Qué factores debe aglutinar para serlo?

–El test de inteligencia de las ciudades tiene dos aspectos. Una ciudad inteligente es la que mejora el nivel de bienestar de sus vecinos, en la que están los servicios públicos y en la que también se incluyen las relaciones entre los ciudadanos que son no violentas, no agresivas, la educación urbana, el tráfico. La segunda dimensión es la de que amplíe las posibilidades vitales del ciudadano desde el punto de vista personal, económico, profesional y cultural. Hay ciudades que favorecen todo esto. Crean parques comerciales, dan equipamiento a las nuevas tecnologías o cuidan muy bien a sus escuelas.

–Un ejemplo.

–Barcelona. Es una ciudad que no quiso desprenderse de su red de escuelas municipales, la mima mucho y hace muchos conciertos con otras instituciones para mejorarla. Barcelona es una ciudad inteligente porque cuida su sistema educativo. Favorece las iniciativas de los vecinos que están vinculadas con la cultura de la ciudad, cuida los barrios. Se le ocurren muchas formas para que el ciudadano participe. En algunos municipios catalanes cada escuela adopta un parque y los niños van a ver si se están cuidando esas instalaciones, así adquieren conciencia de lo que es un bien común.

–¿Qué opina de la custodia compartida?

–En principio lo que hay que evitar es que los niños se conviertan en armas arrojadizas. Conozco a muchos maridos que se han tenido que ir a vivir a casa de sus padres porque la casa la disfrutan madre e hijo. Las estadísticas dicen que las relaciones de apego tras una separación son más grandes con la madre que con el padre con el paso del tiempo. Es difícil evaluar la mejor solución para el niño. Las legislaciones han dado un viraje de 180 grados en lo que es la patria potestad que se encuentra en estado de liquidación. Los padres pueden ser responsables de lo que hacen sus niños hasta los 20 años. En España, con la reformulación de la patria potestad, hay casos en los que los padres mantienen a sus hijos por decisión judicial hasta los 30 años.