La compañía aérea Hola Airlines pudo resistir el fuerte embate de la crisis durante 2009, el peor año que ha vivido la aeronáutica, pero ya no puede seguir adelante. Su director general Mario Hidalgo tomó ayer la decisión de suspender sus operaciones, al no poder hacer frente al alto coste de mantenimiento de sus dos aviones y del pago de salarios a su plantilla.

Los aviones ya han quedado en tierra, y a continuación, se elaborará un expediente de regulación de empleo (ERE), que afectará a toda su plantilla, que suma unos ochenta trabajadores.

Hola Airlines es una aerolínea viable, y podría haber continuado operando sin mayores dificultades, si no hubiera sido porque un deudor de esta compañía mallorquina no hizo frente a sus obligaciones. En caso de haber pagado la fuerte suma adeudada, Hola podría haber continuado trabajando con un buen colchón económico, a pesar de que se habían reducido sus operaciones.

Los problemas externos

En este caso la gestión ha sido la adecuada, pero los factores externos son los que han influido en este cierre. Mario Hidalgo ya había prevenido a sus trabajadores que su voluntad era continuar volando, pero la falta de financiación debido a esa deuda hacía difícil la viabilidad de la firma.

Actualmente Hola Airlines tiene dos aviones Boeing 737, y ha llegado a tener cinco aparatos en su flota, incluyendo grandes aeronaves de gran capacidad como los Boeing 735. Solía tener peticiones de otras compañías para que les alquilara estas aeronaves, lo que le permitía tener una situación desahogada. La crisis restringió esta demanda y le pasó factura, dando paso a la actual situación de inmovilidad actual.

Hola Airlines se suma al rosario de cierres de compañías aéreas mallorquinas. La isla era líder europea en concentración de compañías aéreas, lo que permitió albergar la idea de crear un sector cuaternario, consistente en empresas industriales de alta tecnología vinculadas a la aeronáutica.

Sin embargo, la falta de iniciativas, tanto públicas como privadas, impidió concretar esta salida profesional. Ha desaparecido casi la totalidad del sector, desde las chárters históricas como LTE hasta compañías regulares como Spanair –se fue a Barcelona– y recientemente Quantum (ex Aebal) también ha cerrado. Air Europa mantiene el tipo y conserva su domicilio en Llucmajor.