Tecnología espacial

La NASA planea enviar pequeños robots exploratorios a las lunas heladas de Saturno y Júpiter

Un dispositivo cilíndrico atravesaría las superficies heladas, para permitir el ingreso de una sonda exploratoria hacia el océano subterráneo

Imagen conceptual de un módulo de aterrizaje de la misión Criobot hacia lunas heladas.

Imagen conceptual de un módulo de aterrizaje de la misión Criobot hacia lunas heladas. / Créditos: NASA/JPL-Caltech.

Pablo Javier Piacente

La NASA ha comenzado a elaborar un proyecto para el desarrollar de un sistema robótico que pueda explorar lunas heladas con océanos de agua, como en el caso de los satélites naturales de Saturno y Júpiter, que podrían albergar algún tipo de vida microbiana.

La agencia espacial estadounidense reveló los resultados de un taller desarrollado en febrero de 2023, en el cual científicos e ingenieros se reunieron para discutir posibles sistemas de "criobot". Esta denominación resume el concepto de las misiones que la NASA planea enviar hacia las lunas heladas del Sistema Solar: la idea es atravesar el exterior helado de los satélites y luego colocar una sonda en su interior, que pueda explorar el océano líquido ubicado por debajo.

En principio el concepto se emplearía en Europa, la luna de Júpiter, o Encelado, la luna de Saturno, aunque existen otros satélites helados con océanos subterráneos en el Sistema Solar. Pero la información que se posee sobre Europa y Encelado es mayor, en función de múltiples estudios y evidencias que sugieren la presencia de alguna clase de vida microbiana en el interior líquido de estos cuerpos.

Perforar y explorar

El concepto de criobot implica el uso de un dispositivo cilíndrico enviado desde una unidad madre en la superficie del mundo oceánico helado, que sea capaz de derretir el hielo y, por lo tanto, deslizarse hacia abajo a medida que el agua fluye a su alrededor y se vuelve a congelar. Esto permitiría el ingreso de una sonda destinada a explorar el océano interno, con el objetivo de reunir datos y muestras que permitan comprobar o refutar la posible presencia de vida extraterrestre.

Según un artículo publicado en Space.com, el sistema sería similar al empleado actualmente para investigar glaciares y casquetes polares en la Tierra. Sin embargo, las capas heladas de mundos como Europa y Encelado son más frías y gruesas, además de presentar comportamientos que son mucho menos predecibles.

De esta manera, de acuerdo a una nota de prensa el foco de los investigadores ha sido aprovechar las actuales operaciones de perforación térmica terrestre en entornos extraterrestres a través de criobots, en el marco de dos proyectos específicos de exploración científica de la NASA: uno denominado Mecanismo de acceso al subsuelo para Europa (SESAME), y otro llamado Conceptos para la tecnología de detección de vida en mundos oceánicos (COLDTech), que se han desarrollado durante varios años.

Un desafío complejo

Pero las capas heladas de kilómetros de espesor de los mundos acuáticos constituyen un gran desafío y todo un misterio, que estos proyectos recién están comenzando a desentrañar. Los criobots necesitarían un sistema de energía nuclear que sea capaz de proporcionar calor para derretir varios kilómetros de hielo: se estima que se requerirían alrededor de 10 kilovatios (kW) de energía. Además, el sistema tendría que integrarse en una estructura que pueda sobrevivir a la inmensa presión de estos profundos mares alienígenas.

Junto a nuevas tecnologías en desarrollo, la NASA también busca desempolvar técnicas empleadas décadas atrás. Por ejemplo, durante las décadas de 1960 y 1970 se desplegaron en el fondo de los océanos de la Tierra generadores termoeléctricos de radioisótopos (RTG), que probablemente podrían sobrevivir a las presiones de los océanos de Europa o Encelado. El criobot no solo debería protegerse del entorno, sino también del calor generado por su propia actividad. De esta manera, se precisa un sistema de gestión térmica que pueda mantener una temperatura interna segura para el robot, mediante la distribución de calor hacia el ambiente.

La profundización en el estudio de estas alternativas técnicas concluirá finalmente en una tecnología que garantice el éxito de la misión. El premio a obtener no es menor: aunque podamos descubrir en planetas como Marte signos de vida extraterrestre pasada, las lunas como Europa o Encelado registran un mayor interés, ya que podrían facilitar el hallazgo de vida extraterrestre actualmente activa, aunque se trate de organismos microbianos.