Ciencias Planetarias

Nuevos indicios de vida en el océano subterráneo de Europa, la luna de Júpiter

El dióxido de carbono y el cloruro de sodio indicarían una intensa actividad química en el océano interno del satélite, incrementando las posibilidades de descubrir vida extraterrestre microbiana

Europa, la luna de Júpiter, donde un océano escondido bajo kilómetros de hielo podría cobijar vida extraterrestre microbiana.

Europa, la luna de Júpiter, donde un océano escondido bajo kilómetros de hielo podría cobijar vida extraterrestre microbiana. / Crédito: NASA/JPL/DLR/Wikimedia Commons.

Pablo Javier Piacente

Dos estudios científicos que utilizaron datos del Telescopio Espacial James Webb concluyen que el dióxido de carbono detectado en Europa, la luna de Júpiter, proviene del vasto océano subterráneo ubicado debajo de su capa helada. También identificaron sal común o cloruro de sodio en la zona denominada Tara Regio, que también podría originarse en el océano interno. El hallazgo refuerza las esperanzas de que el agua oculta en este satélite pueda albergar alguna forma de vida microbiana. 

Empleando observaciones recientes del Telescopio Espacial James Webb (JWST), un par de investigaciones publicadas en la revista Science sugieren que el dióxido de carbono (CO2), presente en la luna Europa de Júpiter, se origina en una fuente dentro del océano subterráneo de este cuerpo helado. Los hallazgos de ambos equipos de científicos proporcionan nuevos conocimientos sobre la composición química del océano interno de Europa, que podría reunir las condiciones necesarias para el desarrollo de la vida.

Carbono y sal

Diferentes estudios previos han concluido que la luna helada de Júpiter posee un océano subterráneo debajo de su corteza, y que en dicho océano interno podrían existir las condiciones que se requieren para el desarrollo de alguna forma de vida microbiana. Anteriormente se había observado dióxido de carbono en su superficie, pero se desconocía la fuente. Ahora, las dos nuevas investigaciones analizaron la espectroscopía infrarroja de Europa, con el instrumento especializado (NIRCam) a bordo del telescopio Webb, para intentar determinar la fuente de CO2. 

 “Ahora creemos que tenemos evidencia observacional de que el carbono que vemos en la superficie de Europa proviene del océano. Eso no es algo trivial. El carbono es un elemento biológicamente esencial”, indicó en una nota de prensa de la Universidad de Cornell la científica planetaria Samantha Trumbo, autora principal de uno de los dos artículos independientes que analizan los datos aportados por JWST.

La mayor cantidad de CO2 se produjo en un área de 1.800 kilómetros de ancho llamada Tara Regio, una región dominada por extrañas crestas irregulares y grietas. En ese mismo lugar se ha detectado sal de mesa o cloruro de sodio, lo que hace que dicha zona sea significativamente más amarilla que el resto de Europa: los científicos creen que la sal también puede haber surgido del océano subterráneo, de acuerdo a un artículo publicado en Phys.org, basado en información aportada por AFP.

La NIRCam (cámara de infrarrojo cercano) del telescopio Webb capturó esta imagen de la superficie de Europa, la luna de Júpiter.

La NIRCam (cámara de infrarrojo cercano) del telescopio Webb capturó esta imagen de la superficie de Europa, la luna de Júpiter. / Créditos: NASA, ESA, CSA, G. Villanueva (NASA/GSFC), S. Trumbo (Cornell Univ.), A. Pagan (STScI).

La diversidad química incrementa las posibilidades de hallar vida microbiana

“En la Tierra, a la vida le gusta la diversidad química: cuanta más diversidad, mejor. Somos vida basada en el carbono. Comprender la química del océano de Europa nos ayudará a determinar si es hostil a la vida tal como la conocemos o si podría ser un buen lugar para su desarrollo", sostuvo en una nota de prensa de la NASA el científico Gerónimo Villanueva, autor principal del segundo estudio. 

Los investigadores intentaron determinar si el CO2 podría provenir de algún lugar distinto del océano, por ejemplo por impactos de meteoritos. Sin embargo, llegaron a la conclusión de que el carbono procedía en última instancia del interior, muy probablemente del océano subterráneo. A pesar de esto, no pudieron descartar que el CO2 surgiera del interior del planeta en forma de minerales, que la irradiación podría haber dividido hasta generar dióxido de carbono.

En resumen, los resultados de ambos estudios se complementan y refuerzan la conclusión de que es altamente probable que el océano subterráneo de Europa contenga abundante carbono, aunque aún no pudieron distinguir entre una fuente abiótica o biogénica. Pero el agregado del cloruro de sodio indicaría una mayor riqueza química, que incrementa notoriamente las posibilidades de hallar alguna forma de vida microbiana en Europa.

Referencias

The distribution of CO2 on Europa indicates an internal source of carbon. Samantha K. Trumbo et al. Science (2023). DOI:https://doi.org/10.1126/science.adg4155

Endogenous CO2 ice mixture on the surface of Europa and no detection of plume activity. G. L. Villanueva et al. Science (2023). DOI:https://doi.org/10.1126/science.adg4270