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Gente en la sombra

Rafael Minguillón: "La espeleología no es apta para nerviosos y claustrofóbicos"

"Está considerada como uno de los deportes más peligrosos del mundo. Lo sabemos y lo aceptamos" - "Los individualistas solo traen problemas" - "El ser humano es curioso por naturaleza y todos tenemos el afán de descubrir, ver cosas que nadie ha visto"

El espeleólogo Rafael Minguillón posa en la calle Joan Alcover de Palma.

Asegura ser un apasionado de los deportes de riesgo en la naturaleza. Fue el descubridor de la sima del Silencio, en el año 1987, la más profunda de Mallorca por aquel entonces (230 metros). Actualmente forma parte de la directiva de la Federación Balear de Espeleología (FBE) y es el presidente del Grup d'Activitats de Muntanya i Espeleo (GAME) y BTTers Mallorca. "Un grupo con el propósito de disfrutar de la naturaleza, respetándola y cuidándola y en especial dar a conocer la espeleología, que cada día cuenta con más adeptos. Somos 30 socios", asegura y reconoce que sus padres le introdujeron en el mundo del excursionismo. Es Rafael Minguillón, espeleólogo e instructor de buceo.

-Por desgracia la espeleología ha sido noticia por un accidente mortal.

-Es una verdadera pena que ocurran estas cosas. No es del agrado ver como mueren amigos y compañeros en una expedición preparada con tanto ahínco. Conlleva meses de preparación, tanto física como mental, y preparar el equipamiento, las solicitudes, permisos, los planes de actuación en caso de imprevistos... Todo hace posible que llegue a buen término la empresa, pero en cualquier momento puede ocurrir algo que está fuera de nuestra mano.

-¿Es peligrosa su práctica?

-La espeleología está considerada como uno de los deportes más peligrosos del mundo. Los que estamos metidos de lleno en ello lo sabemos y lo aceptamos. Por eso los espeleólogos debemos estar bien preparados y asumir ese riesgo. Ahora bien, siguiendo los protocolos establecidos reducimos al mínimo el riesgo, aunque siempre habrá accidentes en este deporte como en cualquier otro.

-¿Qué les mueve para introducirse metros y metros bajo tierra?

-El ser humano es curioso por naturaleza y todos tenemos el afán de descubrir, ver cosas que uno o nadie ha visto antes. El enfrentarte a tus propios temores, a lo desconocido, al abismo, a superar obstáculos naturales, a llegar cada vez más lejos es superarte a ti mismo. Es la llamada de la Tierra a sus entrañas. La adrenalina y el subidón de la expedición llevada a buen término. La sorpresa de la innumerable belleza que encuentras a decenas, cientos o miles de metros bajo nuestros pies. La insignificancia del ser humano ante ella.

-¿Qué sensaciones tienen al explorar cuevas, simas, cavidades...?

-Cada uno siente algo diferente, depende mucho de tu forma de ser, de ver la vida, de tu carácter, tu sensibilidad. En mi caso y con más de 28 años de experiencia, aún se me pone la carne de gallina y siento escalofríos al ver semejante belleza; enormes columnas, coladas, excéntricas, banderolas, ríos subterráneos, enormes salas, galerías interminables de todos los tamaños... Siempre pienso en el tiempo que ha empleado la naturaleza en formar todo eso. La menudencia de la persona.

-¿Cuánta gente practica la espeología en Mallorca?

-Estamos en torno a los 350 federados. Sabemos que hay muchos que la practican sin estar federados, que no asegurados. Es un deporte minoritario. Aunque está en auge y cada vez hay más aficionados. Por eso la necesidad de contar con buenos maestros y profesionales que enseñen buenas prácticas a los iniciados

-¿Y cómo está Mallorca de cavidades subterráneas?

-Estamos sobre las 4.500 cavidades catalogadas. Entidades y grupos espeleológicos internacionales reconocen Mallorca como la isla más importante para la exploración. Cada año recibimos cientos de espeleólogos para disfrutar de su belleza. Como la cova des Pas de Vallgornera, con más de 100 kilómetros y la mayor subacuáticamente de Europa; la cova de sa Campana, por su volumen y profundidad (-320 m.); la Sima del Silencio (-230 m.), por su carácter deportivo y exigencia en dos pasos tan estrechos, que muchos han tenido que desistir por su dificultad; o la cova de sa Glesa, una golosina para todo espeleobuceador. La lista de visitas es larga.

-¿Cualquier persona la puede practicar?

-Requiere de mucha disciplina, buen estado físico, autocontrol, serenidad y lógica, sobre todo en momentos de apuros. La cabeza bien amueblada y abierto de mente. No es apto para nerviosos y claustrofóbicos. Conocedor de tus compañeros, del equipo de progresión y diferentes maneras de resolver algún contratiempo. Y para mí, algo fundamental: el compañerismo y la solidaridad. No hay cabida para los individualistas: sólo traen desdichas y problemas. El sacrificio es mayúsculo. La fortaleza físico-mental es fundamental cuando tienes que transportar tu equipo personal más el de ataque; sacas y sacas cargadas con cuerdas, chapas, material de instalación, cintas de anclaje, comida, agua, ropa y luminaria hasta la cavidad.

-¿Qué requisitos mínimos debe tener?

-Ante todo, conocerse uno bien a sí mismo. Preparación física y mental, lo más importante. Saber dónde está tu límite y hasta dónde puedes llegar en una incursión. Saber decir 'hasta aquí'. La comunicación entre compañeros. El equipamiento homologado, ya que de ello depende tu seguridad. Ser respetuoso con la cavidad y no ensuciar ni romper nada.

-¿Lo más 'raro' que se han encontrado bajo tierra?

-Encontrarme dos esqueletos completos de animales, uno de ellos un Myotragus (animal endémico de Mallorca, de hace 5.000 años) en situación de reposo a -100 metos de profundidad en una fractura. Por la complejidad de la fractura (imposible llegasen por caída) y la posición de los animales, hace sospechar que sería una cavidad abierta al exterior, donde aprovecharon para refugiarse o morir; y con el tiempo se ha ido hundiendo, formándose a posterior la fractura. Entre otras cosas, hasta sartenes de cocina y cacerolas también a unos 100 metros de profundidad.

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