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Amores adolescentes

Fermina Márquez, la primera novela de Valery Larbaud

Valery Larbaud .

Este libro, de la colección Biblioteca Cátedra del Siglo XX, resulta muy interesante por varios motivos: la reedición de una novela de 1910, el atractivo de la obra en sí misma y la recuperación de un autor francés, Valery Larbaud, en una extensa introducción de Miguel Angel Vega Cernuda. Larbaud (1881-1957) fue un hispanófilo, estudioso de varias lenguas y viajero impenitente, que vivió una temporada en Alicante y mantuvo contacto con varios escritores de su época: Blasco Ibáñez, Gabriel Miró, Gómez de la Serna, Mariano Azuela, Alfonso Reyes, Chesterton o Joyce. El introductor nos cuenta que este último terminó el Ulises mientras se alojaba en la vivienda de Larbaud en París.

Su producción literaria contiene novelas, narraciones breves, poemas, relatos de viajes y numerosos ensayos, varios de ellos dedicados a su experiencia como traductor. Fermina Márquez, su primera obra narrativa, publicada por entregas en 1910 en Nouvelle Revue Française y en formato libro un año después, fue un éxito inmediato. La frase con la que se publicitaba es un buen resumen del tema de la novela: "es la historia de toda adolescencia, con sus grandes pasiones". Efectivamente, son las memorias de la pubertad recuperadas desde la madurez, cuando las personas contemplan aquellos excesos emocionales con nostalgia, una pizca de ironía y mucho de admiración ("Tan hombres nos creíamos"). Es una novela de formación, que recoge el tránsito de la adolescencia a la incipiente madurez de unos jóvenes que reflexionan sobre sus propios cambios de opinión de un día para otro; cambios que tienen su reflejo en una serie de ritos de iniciación, con sus correspondientes fases de angustia, dolor, enfado, ira y remordimiento. El lugar donde sucede todo esto es el más tradicional de todos: un internado masculino, en el que irrumpe, al inicio de la novela, la presencia inquietante de una joven visitante, Fermina Márquez. Lo que distingue a este colegio francés de otros es que la mayor parte de sus alumnos son de origen hispano, "descendientes de los conquistadores", "de sangre española", "raza de héroes"; el narrador no esconde su admiración por sus condiscípulos y concluye, orgulloso, que "el mundo castellano fue nuestra segunda patria". Fermina conmociona, sólo con su figura, la calma aparente de la vida escolar, bajo la cual se revela un hervidero de sangre caliente y alterada. La novela recoge las estratagemas de diferentes alumnos para hacerse notar por la joven colombiana, hermana de uno de los nuevos residentes. Fermina se deja querer, con precisión de esfinge, mientras que a los 'enamorados' se les va la cabeza, se les nubla la vista y piensan que van a morir de amor, que los deseos arrebatarán su razón. Si bien, después de tales sufrimientos, todos ellos se calman y vuelven, mal que bien, a la realidad de los exámenes, las notas escolares y las reprimendas familiares. De todos ellos, Larbaud se detiene en Joanny Léniot, que pudiera ser el trasunto del propio autor si la novela, como algunas críticas postulan, fuera una memoria de la experiencia de Larbaud en el internado de Sainte-Barbe-aux-Champs. Léniot, el mejor estudiante del centro, 'juega' a enamorarse de Fermina, en detrimento de su impecable curriculum. Planea una estrategia a efectos de poner a prueba su capacidad de atracción y pronto se encuentra "aturdido y con las ideas confusas, con una sensación placentera en el fondo más íntimo de su alma". Igualmente, Fermina estudia sus propias reacciones ante tanta rendición masculina. Tan pronto se entrega al fervor religioso y a la vida austera, como se recrea en pensamientos 'pecaminosos' y disfruta de su acaudalada situación. El deseo, las restricciones, la ambición o el rechazo que jalonan la adolescencia se funden en una situación social y personal que aún no se puede eludir. De ahí que el penúltimo capítulo, último de la vida colegial de unos jóvenes económicamente privilegiados, termine con una frase de La guerra de las Galias: "Sólo esto faltó a la acostumbrada buena estrella de César".

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