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Cisne y caballero

Alberto Blanco, escribe monólogos basados en Wagner

Alberto Blanco.

Mis primeros contactos con Wagner fueron unos años antes de escuchar sus discos en la Fonoteca Pública, en concreto una imagen erótica de las valquirias en la Enciclopedia Infantil Molino, una biografía suya en el libro Cien figuras universales y un resumen de Tristán e Isolda en las 100 más famosas novelas, un curioso libro que circulaba por casa de mis padres. El descubrimiento de la mitología germánica lo hice a través de un cromo de El libro de las adivinanzas Bimbo. Quizás en ello me parezco algo a Alberto Blanco, poeta, filósofo, ingeniero y profesor de matemáticas, que ha publicado esta colección de monólogos basados en las historias y epopeyas musicadas por Richard Wagner, en un libro ilustrado por Rubén Chacón.

Pausadamente discurren la lanza sangrante de Parsifal y la risa de Kundry en el Gólgota, un drama inspirado en la épica del trovador y poeta medieval Wolfram von Eschenbach, donde el tiempo se confunde con el espacio; la oscuridad y el filtro de Tristán e Isolda, una leyenda de origen celta que conocía versiones de Chétrien de Troyes, Béroul, Thomas de Bretaña y Godofredo de Estrasburgo. Un preludio a la muerte de amor, un segundo acto de una belleza insuperable, un acorde casi imposible; prosigue el mar del holandés errante y los naufragios de un fantasmal buque, basado en un poema de Heinrich Heine y que el mismo Wagner compuso durante un movido trayecto del Báltico a Londres; los maestros cantores y el poeta zapatero, Hans Sachs: un personaje histórico que vivió en el siglo XVI; el peregrinaje de Tannhäuser, una disputa amorosa y un encuentro de poetas en el Wartburg, un hecho seguramente histórico y que Heine recogió en sus obras; el enigma de Lohengrin, recopilación de leyendas en torno al Santo Grial, con pinceladas del citado Eschenbach, de los hermanos Grimm y de un manuscrito publicado en 1813; finalmente las leyendas nórdicas, las sagas y epopeyas de El Anillo del Nibelungo, en la que aparecen las divinidades del Olimpo germánico: Wotan (Odín), Donner (Thor), Fricka (esposa de Wotan), Freia (diosa del amor y la fertilidad), muchas de las cuales se conservan en los días de la semana en alemán y en inglés, personajes como las nornas (tejedoras del destino) y las valquirias (que acompañaban a los guerreros muertos en combate hacia el Walhalla). Es el turno del oro del Rin, de Sigfrido, de la pira de Brunilda y de la caída de los dioses.

En definitiva, poemas hermosos, partituras inmortales.

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