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Música

Radiografía de un sector

El Anuario de la SGAE repasa la evolución de las artes escénicas y de la música

Radiografía de un sector

La factura de la crisis económica ha sido elevada en los espectáculos en vivo. En los últimos diez años se ha pagado un peaje tremendo que se ha traducido en un continuo descenso de la oferta y, a continuación, del número de espectadores que acuden a los teatros y auditorios.

Las administraciones públicas, y muy especialmente los ayuntamientos, son las encargadas de velar en nuestro país por el sostenimiento de la actividad cultural escénica y concertística. Públicas son las infraestructuras, las orquestas, la mayoría de las temporadas de ópera, etc. Y, aunque, de los presupuestos globales, la cultura no es la que habitualmente sale mejor parada, cuando hay que recortar siempre está la primera de la fila. La tijera, en estos últimos diez años, se ha llevado por delante festivales, ciclos de conciertos, temporadas de ópera y ha dejado seriamente afectadas actividades como la danza o la zarzuela que, a día de hoy, están bajo mínimos y con un balance paupérrimo.

Este panorama ha llevado a una situación complicada con algunos sectores en regresión acusada y en los que se han volatizado hasta un 57 por ciento de las propuestas que existían en algunas ramas, concretamente en el caso de la danza, sin duda la más damnificada y desprotegida por parte de las administraciones públicas. El panorama es trágico fuera de las ciudades. El mundo rural queda totalmente al margen de la oferta cultural y aquí sí que las administraciones regional y municipal son las grandes culpables. También la desaparición de las obras sociales y culturales de las cajas de ahorro han sido letales porque ejercían una sustancial labor de difusión cultural que se ha extinguido sin que nadie cogiese el relevo.

Si el país en general tuviese responsables políticos culturales verdaderamente interesados en el horizonte cultural que se avecina, analizarían estos datos y se tomarían medidas efectivas de dinamización y de fomento de las artes escénicas. Por el contrario, me temo que poco, o muy poco, se va a hacer en este sentido y, por lo tanto, seguiremos instalados en esta lenta pero inexorable decadencia.

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